• 10/03/2018 01:03

Días agitados

En las agitadas semanas que transcurrieron, hechos aparentemente inconexos se fueron uniendo impensadamente, aunque no precisamente para favorecernos

La ingenuidad y la falta de malicia muchas veces impide que veamos más allá de nuestras narices. En las agitadas semanas que transcurrieron, hechos aparentemente inconexos se fueron uniendo impensadamente, aunque no precisamente para favorecernos. La disputa en la Asamblea por el control en la Comisión de Credenciales, la negación de entrada a una diputada en un mitin político, la renuencia del Ejecutivo de designar nuevos candidatos para magistrados, la decisión de un magistrado suplente de aceptar un caso que no compete a su jurisdicción y fallar a una velocidad inédita, son ejemplos de que vamos rumbo al fondo. Paralelamente, en los pasillos de Atlapa se paseaba la cúpula empresarial con el gobernante dando discursos de optimismo, prosperidad y más crecimiento económico. Paradójico contraste que muestra un tufo rancio, como si aquí no hubiera pasado nada y que el statu quo es una opción. Para tener un mejor futuro, lo único que cabe ahora es la refundación institucional de la República. Ya no valen más los cortes de cinta, discursos gastados ni promesas vacías. Es tiempo de meter cabeza fría a una nueva Constitución y darle al país las herramientas que permitan la posibilidad de introducirnos al mundo con más competitividad, más productividad, más transparencia y más equidad. No hacerlo sería aceptar, justificar y esconder aberrantes procedimientos para esquilmar las arcas públicas, lo que sería seguir en la mazmorra donde estamos.

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