• 13/04/2018 02:00

Ilógico, pero cierto

Venezuela es una olla de presión, donde la oposición no logra encontrarse y que ha demostrado que más les importa llegar al poder que la democratización real del país

El mundo atraviesa una metamorfosis, no hay duda y América está agitada por los cambios. La diferencia con otros períodos es que antes la culpa era para los gringos, pero hoy los gringos también pasan tiempos convulsos, porque tienen un Trump que sin duda va a contribuir a que los cambios sean más radicales, si se mantiene en el poder. México está por ceder el paso a un López Obrador que antes era impensable que tuviera la presidencia tan cerca. Brasil camina por el filo de un estallido social, al encarcelar a su más popular líder, Lula Da Silva. Venezuela es una olla de presión, donde la oposición no logra encontrarse y que ha demostrado que más les importa llegar al poder que la democratización real del país. Son días tormentosos, de lucha entre izquierdas y derechas, donde sea quien sea el que gane, habrá un cambio enorme, máxime con la reelección de Putin en Rusia y su cada día más fuerte beligerancia y, China, con su nuevo emperador, impulsa una política expansionista no vista desde hace décadas. Las escaramuzas por el fraude en Honduras siguen latentes, solo a la espera de que Lula o que el Partido de los Trabajadores logre nuevamente el poder en Brasil; que Evo se imponga en un nuevo mandato y que Cristina Fernández retome las riendas de Argentina. En medio de todo este torbellino, Panamá decidió tomar partido contra Venezuela, sumarse a una coalición contra ISIS y reconocer a los guerrilleros africanos del Frente Polisario, comprometiendo su histórica neutralidad...

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