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- 14/10/2018 02:00
Una meta común
Las sociedades que logran su grado de desarrollo, siempre tienen una meta común. Saben perfectamente que la educación es la base para el desarrollo y por eso invierten gran cantidad de recursos en escuelas, colegios, universidades y centros de investigación. Premian con becas a los mejores estudiantes y promueven el deporte en cada rincón. Las escuelas son dotadas de gimnasios, canchas y teatros. Es decir, cuando se planifica una escuela, esta está dotada de todos los elementos necesarios para que ese niño/a desarrolle todas sus habilidades. Y no importa en qué lugar recóndito se encuentre; basta que sea una comunidad que pueda interactuar con otras en competencias y encuentros. A los docentes se les paga bien; se les dota de las herramientas necesarias y gozan de un prestigio en la comunidad. Si comparamos esto con Panamá, la realidad nos estalla en la cara. La beca universal no fomenta la educación, sino que es un subsidio que utilizan muchos como una manera fácil de mantenerse sin trabajar; las escuelas no tienen ni buenos baños, ¿qué esperar de gimnasios y teatros? Los docentes siguen saliendo de sexto año y de inmediato van a enseñar, lo que denota que Panamá sigue con la política de los sesenta y setenta, que, porque no había maestros, los que salían de sexto año de la Normal ya estaban listos para enseñar. Hoy hay muchos docentes graduados de universidades, pero se sigue privilegiando el maestro con solo sexto año. Y no es que se necesite más plata; lo que se necesita es poner orden, disciplina y empeño por una mejor educación y esa debe ser una meta común.