Policía y educadores; cárceles y escuelas

Cuando Ricardo Martinelli asumió el poder se enfocó en dotar de recursos a los entes de seguridad. Compró nuevos y modernos equipos y aumentó el salario a los agentes. Todo esto, justo y necesario. Pero a la hora de analizar las prioridades, la lógica elemental indica que se invirtieron los papeles. Debió primero o en paralelo, atender a los formadores de nuestros hijos, los docentes del país. Igual pasó con la construcción de cárceles. Se invirtieron millones de dólares en la construcción de centros penitenciarios, pero muy poco en la construcción de escuelas. Un país con mayor cantidad de presos es sinónimo de que tiene una pobre educación y la construcción de cárceles y el fortalecimiento de las entidades de seguridad solo indica una cosa: que la prioridad está en la represión del delito, en lugar de prevenir la delincuencia. Por desgracia, hoy estamos entre los primeros lugares en detenciones preventivas. Estamos entre los primeros en donde las condiciones carcelarias son de las peores. ¿Qué se espera para revertir esto? La solución está en invertir en educación, en lugar de construir más cárceles. En la prevención antes que la represión. ¿Tan difícil es entender esto?