En medio de la tensión social provocada por la entrada en vigor de la Ley No. 462, los gremios magisteriales sostuvieron este viernes 13 de junio un primer...

Panamá podría cerrar un capítulo que, durante años, ha sido sinónimo de injusticia, estigma y trato desigual: su permanencia en las listas discriminatorias. Esta semana, la Comisión Europea recomendó oficialmente la salida nuestro país de la lista de jurisdicciones con alto riesgo de blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, una decisión que ha quedado en manos del Parlamento Europeo y los Estados miembros de la Unión Europea. El momento es histórico. No solo porque se vislumbra el fin de un señalamiento que ha afectado la imagen internacional de Panamá, sino porque es el resultado directo -hay que reconocerlo- de un trabajo profesional y profundamente determinado de la Cancillería y la Presidencia. Juntas han logrado sumar naciones que se han puesto la camiseta de Panamá, como Bruselas, Holanda, Alemania, Italia, Grecia y, especialmente, España. Desde hace años Panamá ha sido víctima de una política discriminatoria. Mientras grandes potencias financieras han mantenido estructuras opacas sin mayor consecuencia, nuestro país ha sido puesto en el banquillo de los acusados. Se nos exigió un nivel de supervisión y transparencia que otros simplemente eludieron, y aún así, respondimos: reformamos leyes, promovimos transparencia fiscal y nos alineamos con los más altos estándares internacionales. El nuevo gobierno, con una postura clara y frontal, hizo de este tema una prioridad nacional. Sin duda queda mucho por hacer, estos primeros pasos deben ser el inicio de mayor respeto para el Estado panameño.