Un pueblo compasivo...

Sí, hay que ser muy compasivo para no salir a tirarle piedras a los ladrones de los dineros y bienes del Estado, y en lugar de ello, pedir que se persiga el delito, pero respetando el debido proceso. Resulta que ese mismo pueblo que hoy, tras años de aguantarse la corrupción, ha despertado y exige que se le haga justicia, pero, ¡sorpresa!, no quiere venganza, cuando percibe lo que cree favoritismo hacía alguno de los muchos involucrados en diferentes casos de corrupción, mientras a otros les caen todas las tejas, protesta igual que por el latrocinio de que ha sido víctima y exige que la justicia sea igual para todos, que no haya selectividad ni favores, aún cuando con ello parezca defender a algunos que supuestamente le han robando o permitido que otros le roben. Ahora parece que quieren hacer sentir culpable al pueblo por pedir justicia y sentir satisfacción porque, al fin, se está haciendo. Le piden que sea compasivo, pero al mismo tiempo le dicen que si es tolerante, es cómplice. Bueno, este pueblo está dejando de ser cómplice, pero compasivo siempre ha sido y será, para suerte de los ladrones y sus cómplices directos.