De alcantarrillas rotas y calles destrozadas

Cada vez con mayor frecuencia, en las calles de la ciudad capital se aprecia un espectáculo sumamente deprimente.

Aguas que se desbordan de las alcantarillas colapsadas. Una de ellas, que por más de tres meses botó aguas de un poco agradable olor, fue reparada, ante el clamor de los residentes en los alrededores del sector de Carrasquilla. Frente al estadio Juan Demóstenes Arosemena hay otro problema similar, y si enumeráramos más situaciones de este tipo, este espacio sería muy pequeño. Lo cierto es que, unido al severo deterioro de la red vial capitalina, las alcantarillas desbordadas y las aguas malolientes ya son tan cotidianas como los tranques que acaban con la paciencia del más tranquilo de los conductores maneje en esta ciudad.