• 08/10/2016 02:00

Lenguaraces...

Así somos los panameños, las cosas, incluidas las palabras, no siempre tienen el sentido del diccionario o de otras regiones del planeta

En buen panameño ‘deslenguados ', no es lo mismo que ‘hablar sin pepitas en la lengua ', pues esto último hasta se celebra al definírsele como propio de la gente sincera, sin doble fondo; lo otro, resulta ofensivo o, al menos, ‘molesta ', dado que se ‘ve ' como parte de una personalidad irrespetuosa. Así somos los panameños, las cosas, incluidas las palabras, no siempre tienen el sentido del diccionario o de otras regiones del planeta. Y ese ser deslenguado es más molesto cuando de funcionarios se trata, y la prueba de cómo la sociedad resiente esas lenguas descontroladas es que se habla del tema incluso por años, no se olvida la ofensa. Una práctica sana de la gente pública sería que conecte el cerebro, caliente, como si del motor de un carro se tratara, más que pensar, analice, antes de hacer contacto con la lengua. Claro que esto debe estar acompañado de un sincero respeto por la sociedad, pues de nada sirve el proceso si hay sentimientos de superioridad: ‘me eligieron, ahora me aguantan ', ‘soy la ley... el jefe de la policía... el alcalde... el ministro... el presidente... o la esposa de (que no es funcionaria)... '. Y de paso, debemos recordarles a esas autoridades deslenguadas que lo son por el voto del pueblo y a él se deben, el pueblo no se debe a ustedes. Si no les gusta rendir cuentas, quédense en sus casas.

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