• 29/08/2010 02:00

Enseriarse

La verdad es que ni el Suntracs ni el Gobierno quieren que la Mesa del Diálogo —instalada luego de los sucesos de Bocas del Toro— funcio...

La verdad es que ni el Suntracs ni el Gobierno quieren que la Mesa del Diálogo —instalada luego de los sucesos de Bocas del Toro— funcione. Ambas partes quieren ir al choque. Por un lado, el Suntracs quiere la polémica para polarizar con el gobierno, a fin de ganarse un peldaño en su camino político; el Gobierno, por su parte, no quiere que funcione el Diálogo porque no quiere derogar la Ley 30. Lo triste de esto es que, si bien el Gobierno y el Suntracs son dos actores importantes, no son toda la sociedad. La actitud egoísta de ambos es vergonzosa y cuestionable. No obstante, el Gobierno tiene más que perder con el fracaso de este Diálogo. La lógica indica que para empezar a cicatrizar las heridas, lo recomendable es amputar el daño, en este caso la Ley 30. Y esto para nada significa debilidad, pero sí un claro mensaje de que se escucha y se rectifica. De ahí en adelante, el consenso es más fácil.

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