A mérica Latina sufre una metamorfosis por el desgaste de los sistemas políticos. En México, el sempiterno López Obrador lidera las encuestas y en Costa Rica dos ‘outsider' van a la segunda vuelta. Esta transformación política denota que los sistemas están desgastados y la sociedad busca nuevas caras, nuevos actores; quiere experimentar con otra gente que le dé esperanzas y un norte. Esta realidad nos estalla en la cara y puede ser un fenómeno en cascada, donde esta metamorfosis nos conduzca por senderos desconocidos. Y es que los partidos políticos se han dedicado a la lucha por el poder y a pelechar de los bienes públicos una vez estén al mando. Han dejado de lado la formación política de su membresía. Vemos cómo hoy ni un precandidato presidencial tiene un favoritismo marcado y ni siquiera el Gobierno está en su mejor momento. El desgaste de años, con una política malsana, un sistema corrupto y poco fiable, nos han llevado a pensar que hasta nos podría salir un improvisado sin trayectoria, pero que domine el escenario. No estamos para improvisar, sino para seguir a verdaderos líderes que tengan visión de Estado, que conduzcan a la nación por un sendero firme hacia el desarrollo. A estas alturas ni un precandidato se ha pronunciado sobre la embestida china o la respuesta estadounidense. O no dominan el tema o ni siquiera piensan que es importante. ¿Cómo confiar en gente que piensa primero llegar al poder para entonces aprender? Empecemos a exigir cuentas a los que quieren gobernar el país.

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