Justicia descarriada

Ahora que se dio el fallo sobre la no competencia de la Corte Suprema de Justicia para continuar atendiendo el caso sobre los pinchazos, una ola de críticas le ha caído a los siete magistrados que fallaron a favor del amparo presentado por uno de los abogados del ex presidente Ricardo Martinelli. Lo risible de las críticas es que esos mismos que critican a los magistrados y los catalogan de ‘corruptos', son los mismos que defienden la imparcial investigación del Ministerio Público en el caso Odebrecht y callan sobre la Procuraduría Paralela. Son los mismos que defendieron la venta de las empresas injustamente arrebatadas al empresario Abdul Waked y que quedaron en manos de los funcionarios que se pasaban como enlaces y para búsqueda de soluciones a este problema. No, la justicia está descarriada no solo en el caso Martinelli. Lo está en todo el sentido de la palabra. Y no solo está descarriada; está intervenida por el Ejecutivo, que calculadamente obvió reemplazar al magistrado que presidía el caso, porque le garantizaba una condena a su enemigo político. No valieron los razonamientos del ex magistrado Molino Mola y del respetado abogado Mario Galindo, quienes coinciden con el fallo de los siete magistrados. La justicia está descarriada y hay que enderezarla, pero desde el Ministerio Público, hasta la Corte Suprema de Justicia. Es lo que cabe y es lo que se debe hacer.