El mundo no está para sutilezas y transita por un momento donde el verdadero patriotismo se impone, a fin de salir avante frente a tanto peligro y desesperanza. Es en estos momentos que salen los verdaderos patriotas, sin terceras agendas ni planes ocultos; salen para labrar el camino correcto para el desarrollo del país. En medio de una recesión mundial y de crisis virulentas producto de la explosión social en otros países hermanos de América Latina, Panamá no debe ser eco ni imitadora de esas manifestaciones; debe ser actora y faro que alumbre un porvenir de bien. ¿De qué sirve entrar en revueltas? ¿Destruir el país y después culparnos por quedar en la podredumbre? ¡Vaya medalla más honrosa! El momento está para luchar por el desarrollo; para volver el país atractivo para inversionistas creativos; está para ser mejor y más humanos... Los últimos quinquenios fuimos víctimas de un fracaso gubernamental, donde se priorizó el crecimiento de unos y se calló al necesitado con migajas que hoy es difícil quitarlas, porque las consideran derechos adquiridos. En ese crecimiento sin estrategia nacional, les arrebatamos a los más pobres una educación de calidad que los sacara del fondo y los erigiera como ejemplo del orgullo que significa luchar y ganarse el espacio por sí mismo. No, lo que hicimos fue volverlos parásitos y nos pesa en el presupuesto... Hoy, es otro momento, el momento de la Patria y todos debemos ayudar a que se levante orgullosa y sin complejos, porque bien puede estar Panamá entre las grandes del mundo, solo hay que creer en nosotros mismos y luchar por hacerlo realidad. ¡Hagamos Patria!

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