La crisis de Venezuela ya no se tiene que ver desde la perspectiva de quién es el culpable, sino de cuál es la fórmula para retomar el país a la senda del desarrollo. La actual dirigencia chavista se ha enquistado en el poder, sin darle una salida a la crisis y, so pretexto de que el culpable es Estados Unidos por las sanciones impuestas, cada día Venezuela entra en la vorágine de la incertidumbre, del caos y de la pobreza. Ese discurso desgastado ya no convence a sus propios seguidores que, el último domingo, ni se incomodaron con ir a votar a una pantomima de elección. La dirigencia chavista de Venezuela tiene que decidir entre llevar al país más al fondo o salir de la crisis paulatinamente por medio de la negociación. Y no se trata de la negociación con los López o los Guaidó; se trata de la negociación con nuevos actores dentro de las filas de los que no respaldan el actual Gobierno. Y es que la oposición de Guaidó y de López ya no representa al grueso de venezolanos que solo quiere que el país progrese y vuelva al nivel antes de la crisis. Cuba, el ejemplo de la resistencia antiestadounidense, ha sido más sabia en su estrategia. A los que antes llamaba “traidores” solo por querer buscar suerte en otros países, ahora los llama “personas que viajan”, a la hora que regresan a la isla fondeados con dinero. La Venezuela de los chavistas, ya no inspira a su propia gente. Debe dejar ese discurso polémico por el discurso reconciliador. Venezuela tiene que reinventarse y redescubrirse… Tiene que volver a encontrar su encanto, porque seguir como va, es engañarse a sí misma. ¡Así de simple!

Lo Nuevo
comments powered by Disqus