Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá

En tiempos polarizados hay algo que nos une. La Sele destaca una vez más como ese símbolo capaz de despertar un alivio nacional. Nuestra ‘Roja’ ha avanzado a los cuartos de final y lo ha hecho peleando cada balón en cada minuto. Dirigidos por Thomas Christiansen, ha mostrado una versión colectiva madura y ambiciosa, que no titubea ante los rivales. Al menos por 90 minutos, el país late al mismo ritmo. Cada pase, cada gambeta, cada atajada se convierte en acto de resistencia emocional frente al desencanto diario. En este contexto, no es solo un equipo de fútbol: es un grito colectivo que nos recuerda quiénes somos cuando decidimos dejar de lado nuestras diferencias. El fútbol no borra la realidad. No soluciona la crisis ni apaga los malestares que arden fuera del estadio. Pero sí ofrece un respiro, una pausa necesaria. Muestra, como ejemplo vivo, que somos un país con oportunidad y resiliente. Y en ese espacio breve, donde el himno se canta con voz temblorosa y los ojos brillan al ver ondear la bandera, ocurre algo poderoso: recordamos que es posible volver a estar del mismo lado. Hoy será un día de emociones intensas. No se trata solo de ganar. Se trata de seguir creyendo. Porque en medio del ruido y la tormenta, la Roja sigue siendo una de las pocas cosas que todavía nos hace cantar al unísono. Y eso, ya es una victoria.