• 08/05/2021 00:00

Transmutación

“América Latina no vive una monarquía absolutista, pero sí un sistema presidencialista perverso que permite la desigualdad social […]”

Las sociedades tienen derecho a cabrearse y eso ha ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad. Hay problemas serios y profundos que afectan a las sociedades y estas, llegado el momento, se rebelan y aquí es donde ocurre la transmutación social. El asalto de la prisión parisina de la Bastilla es percibido como el origen de un movimiento que provocó la derrota del modelo de monarquía absolutista en 1789. América Latina no vive una monarquía absolutista, pero sí un sistema presidencialista perverso que permite la desigualdad social, promueve la corrupción y premia a clanes familiares y de amigos, para que se aprovechen de la cosa pública. Ha ocurrido por más de cien años y ya la gente se hartó. Ocurre en Chile, en Perú, en Ecuador, en Costa Rica, en Nicaragua, en Colombia, etc. Lo que vive América Latina es una insurrección social producto de ese sistema perverso que genera corrupción por todos lados. Es la lucha de la gente por la nueva “Toma de la Bastilla”, porque todos somos prisioneros de un sistema que impide el desarrollo de nuestras sociedades. Este es un ciclo en el cual, como ocurrió en la Francia de Luis XVI, van a surgir nuevos revolucionarios, “como los Bukeles”, que impulsarán los cambios de la región. Pero, a diferencia de la revolución de aquella época, esta será la nueva revolución que puede atemperarse si, en lugar de llegar al conflicto, promovemos el diálogo entre todos, para buscar alternativas que engendren los cambios. Panamá tiene que mirar a su alrededor. Miremos a El Salvador, miremos a Colombia. No hay tiempo para equivocarse, porque lo que sí es seguro, es la transmutación. ¡Así de simple!

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