- 16/06/2021 00:00
Decepcionante
Una decepción subyace en la sociedad panameña que reclama justicia, pero no la encuentra. Son múltiples los sectores que han apuntado a esa gran falencia y cómo evidentes actos de corrupción quedan impunes. No es de ahora; eso viene de hace décadas, pero se degrada paulatinamente con el correr de los años. Pero muchos son los que critican al Órgano Judicial por sus fallos absolutorios o que simplemente rechazan los casos sin ir al fondo, alegando fallos procedimentales. Pero la justicia no es solo el Órgano Judicial; es el Ministerio Público, incluyendo a los policías, que, casi siempre, son los primeros en llegar a la escena del hecho. Este diario documentó cómo funcionó una procuraduría paralela, con lo cual los casos más grandes de corrupción se viciaron, porque se actuó con dolo, al incluir a enemigos y salvar amigos. La actuación sospechosa del Ministerio Público ha sido recurrente y lejos de mejorar, empeora. La justicia es fundamental para la democracia de un país, pero aquí los más influyentes son los que ganan los casos. No hay derecho que valga, sino la influencia. Lo peor es que muchos aplauden cuando les conviene, porque se ataca al enemigo, pero esa actuación torcida del Ministerio Público está socavando nuestra democracia. El problema hay que resolverlo de raíz, porque un país sin una justicia prístina nunca podrá avanzar al grado de desarrollo. ¡Así de simple!