Quizá los panameños nos hemos desligado de nuestra responsabilidad con Panamá y por eso es necesario que hagamos un ‘pacto con la Nación', a fin de que tengamos una hoja de ruta, un plano arquitectónico y una meta a la que llegar. El desligamiento de nuestra responsabilidad consiste en que no hemos exigido a los responsables del Estado la planeación a largo plazo y los hemos dejado hacer a sus anchas lo que les venga en gana en cada uno de sus períodos. Como ahora vemos las consecuencias, estamos intentando hacer algo para frenar la corrupción, pero lo que hay que hacer primero es reparar lo que produce la corrupción. Para ello debemos diagnosticar las causas que promueven la corrupción y las formas inmediatas para solucionarlo. Ese ‘pacto con la Nación' transcurre sobre un plan a corto, mediano y largo plazo que debemos diseñar con objetivos claros año a año; lustro a lustro... El mundo hoy se desenvuelve sobre una plataforma muy distinta a la que vivimos hace un siglo. Si ello es así, hay que revisar cada código, cada ley, cada decreto y hasta la Constitución, para ajustarlos a nuestros tiempos y proyectarlos a futuro. Lo que no debemos hacer como sociedad es dejarnos entretener con ruidos tontos y perder el rumbo de lo verdaderamente importante para el país. Este ‘pacto con la Nación' no es un asunto del Gobierno únicamente, como hemos señalado con anterioridad; es el compromiso de toda la sociedad. Para el diseño hay que involucrar a todos los actores importantes de esta sociedad. Reunirlos y poner a trabajar el gran talento. ¡Y para mañana es tarde!

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