Ya los científicos han establecido que la humanidad ha dejado de crecer. Que muchísimos países van a experimentar más muertes que nacimientos por año. En pocas palabras, va a cambiar la forma cómo nos comportamos, cómo nos alimentamos, cómo vivimos... En estos días en que la propia dinámica social experimenta un freno y cambia hacia la reflexión por la conmemoración de la Semana Santa, los panameños debemos meditar sobre toda nuestra realidad. Cierto es que padecemos de muchos males y que cada grupo quiere resolverlo a su manera, pero si juntamos las ideas se pueden lograr acuerdos que nos satisfagan a todos. En el tema de la seguridad social, el agua, la basura, la economía, la salud, etc., tenemos diferencias, pero este momento de reflexión puede ayudar a concertar ideas que luego nos permitan llegar a acuerdos convenientes para poner en marcha los mecanismos de solución. Panamá es un país con grandes oportunidades. Emergió hace tres millones de años y separó los océanos Pacífico y Atlántico. Algo tan extraordinario nos detalla un mensaje hacia nuestra sociedad. Que hay que sacar lo bueno y ponerlo sobre todas esas incertidumbre, odio, toxicidad de la que está siendo bombardeada nuestra población. Iniciamos la semana de la reflexión profunda al conmemorar la Semana Santa y que el resultado sea que en cada uno de nosotros emerja, como lo hizo el istmo de Panamá, las cosas buenas para el bien de nuestro país. ¡Así de simple!

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