• 05/06/2016 02:00

Papeles y listas

‘Ningún país, por más ciclópea que sea su fuerza de aire, mar y tierra, tiene derecho a ofendernos y agredirnos como lo han hecho quienes se creen con derecho a ello'

Debo comenzar por agradecer, en mi propio nombre y en el de mis distinguidos colegas Ricardo Soto y Raúl Molina, la cordial invitación hecha por la profesora Jackeline de Olivero, coordinadora en representación de la Coordinación de Cultura y Extensión y la Facultad de Arquitectura del Centro Regional Universitario de San Miguelito, para que fuésemos expositores en el conversatorio sobre ‘Paraísos Fiscales, ODCE, FATCA y los Papeles de Panamá '.

Tal es la cantidad, casi como de catarata, de sesgada y maliciosa información que se ha hecho pública sobre Panamá, que comenzó con una documentación obtenida ilícitamente en una firma panameña de abogados y que a los días estalló una acusación sin peso jurídico contra un comerciante panameño, que estimamos necesario un análisis sociológico, histórico y económico mundial para llegar a una conclusión correcta y, a mi juicio, necesariamente legal, para nuestro pequeño y envidiado país. Y no nos podemos quedar solo en los orígenes de la infamia, por razón de la casi caótica intrusión adicional de uno de los actores con su poder de aterrorizar a los espíritus débiles.

La decisión de conducir el debate está entre la respuesta violenta a la mentira y al insulto, o al estudio de la situación, lo más profesional posible para encontrar la respuesta adecuada al agravio. Llegué a la conclusión de que lo más conveniente es la segunda opción, aunque ella, en forma casi que inevitable, esté teñida de ese espíritu de defensa y ataque que tenemos todos los de nuestra profesión: la profesión de abogados, por lo que finalicé creyendo que eso también era necesario. Por ello voy a tratar de hacer un análisis o descripción integral, lo que nos llevará en el tiempo a sus orígenes y quizá comenzar por la historia de los entes involucrados para entender sus desafortunados comportamientos.

Esto comenzó hace siglos y, aunque parezca extraño, con el descubrimiento de América. El 12 de octubre de 1492 España, por arte casi de birlibirloque, se encontró con que era dueña de la mitad del mundo. Así lo estimó, el resto de las Europas. El cuasi pequeño mundo que era se convirtió en la enormidad que es hoy, con todas las posibilidades que eso conllevaba. Y comenzó la pelea. En este punto es menester un pequeño paréntesis para explicar la evolución del derecho en el hombre, primero, y después la del ente jurídico Estado.

Como todos sabemos, las relaciones humanas se regían por la Ley del Talión. Ojo por ojo y diente por diente. Cuando una persona le hacia un daño a otra persona, esta quedaba facultada para causarle igual daño. Les observo que tenía que ser igual, no mayor que el sufrido. En la evolución de la sociedad se concluyó que ese medio no era el adecuado y la antigua Ley del Talión fue sustituida por la composición personal; es decir, el arreglo e indemnización entre las partes por el delito o agravio cometido por una de ella. Esta solución tampoco resolvió el problema, por lo que se llegó a la conclusión final de que era necesaria la intervención del Estado para que él dirimiera lo que fuere menester. Es lo que rige actualmente. En Roma, Celso, famoso jurisconsulto de la época, definió el derecho, que era la nueva manera de dirimir las controversias, como ‘El Arte de lo bueno y de lo Justo '. Personalmente, aunque no desecho la poética definición de Celso, me inclino por opinar, siguiendo al gran jurista austríaco Kelsen, que ‘El Derecho es un Orden de la conducta humana '. Un orden es un conjunto de normas. No es una norma. Sino un conjunto. Un sistema. Creo que esto es suficiente, por ahora, para esta conversación.

Pero en cuanto a los Estados, aunque la evolución es parecida a la de los humanos, han también tenido que pasar siglos para conseguir una unción o forma de lograrlo: mediante el derecho. Pero entre los Estados por las envidias, y los supuestos intereses, han pasado verdaderas tragedias para que más o menos lleguemos a la conclusión de que nos entendemos como seres civilizados o estamos destinados a desaparecer; y soy un convencido de que los supuestos intereses, derechos y resquemores llegan a ser sumamente violentos. Las tierras del viejo continente están fertilizadas con sangre. No me voy a referir a la historia de Europa, porque este sería un cuento de nunca acabar. Basta con recordar que prácticamente durante la mitad del siglo pasado, escúchese bien, la mitad del siglo pasado, ellos fueron los responsables directos de más de CIEN MILLONES DE MUERTOS. Sí, los cultos, elegantes y ceremoniosos europeos fueron los responsables de más de cien millones de muertos en menos de un siglo.

Siguiendo con la idea, el primero que trató de encausar la conducta de los Estados bajo el manto del Derecho, para impedir acciones descompuestas, fue Simón Bolívar con su llamamiento al Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826, que no llegó a funcionar. A Grosso modo , a principios del siglo pasado se trató de lograr, a través de la Liga de las Naciones, un cierto orden que no se viene a conseguir en realidad sino con la firma de la ‘Carta de las Naciones Unidas ', el 26 de junio de 1945 en San Francisco, EE.UU. Este es el documento que está rigiendo al mundo civilizado, y supuestamente el que todos deben respetar.

Creo pertinente en este punto, explicada ya la evolución jurídica del hombre y la conducta de los Estados, y antes de entrar en el meollo del asunto, citar el Manifiesto de don Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, cuando el día 15 de julio de 1867 entró a la ciudad de México y dijo:

‘Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el Gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre la naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz '.

Retomando la historia, con el descubrimiento de América, España se llenó de oro para envidia del resto de Europa y comenzaron las historias de piratas, bucaneros y filibusteros, todos apadrinados por sus países de nacimiento por aquello de que todo lo que se robaban en América, los beneficiaba a ellos. En la costa norte de lo que hoy es Haití, se encuentra una pequeña isla que se llama ‘Tortuga ' y este era el refugio de los facinerosos descritos para planear sus asaltos y repartirse, después de ellos, el producto de sus tropelías y desmanes. Fue el lugar preferido de ingleses, franceses y holandeses. Como España no podía cuidar todas las islas del Caribe, por esa razón es que actualmente vemos a los tres países citados con posesiones insulares en el Caribe americano.

Y comenzaron a vivir, para decirlo vulgarmente, del robo de lo ajeno. Todo el oro, plata y lo que fuera menester para España, que venía del sur del continente (Perú, Bolivia, Chile y Ecuador) tenía que pasar necesariamente por Panamá, por razón de su posición. Se formaban las grandes flotas que salían de Portobello para reunirse con las que venían de México y algunas de Cartagena, expuestas a las tormentas y ataques de los atracadores mencionados, para continuar su viaje hacia la metrópoli.

Fue el inicio de los primeros carteles que dieron lugar a los grandes negocios, bancos entre otros, de Inglaterra y los demás países. Nosotros tenemos la mejor prueba de ello. Caminando, nos podemos ir a visitar a la ciudad vieja de Panamá. En cuanto a Francia, su entramado colonial de islas y territorios en oriente, con el paso del tiempo, les era muy rentable, pero eso ha disminuido mucho y de algún lugar tienen que sacar dinero para su regalada vida.

Y caemos en los papeles, ya sabemos de quién y, como no saben qué hacer, han comenzado con las groserías y los insultos contra nuestro país, cosa que no hicieron cuando el Banco Nacional de París fue condenado por el Departamento de Justicia de EE.UU. por el lavado de $8.9 BILLONES. De acuerdo con la información periodística del momento, fueron a implorar a las autoridades estadounidenses que fueran más benignas, arguyendo las repercusiones negativas que dicha condena podría traer a la economía europea. Seguro que el señor Sapin no se portó tan arrogante y grosero como lo hizo con Panamá. Lo que sucede es que ellos tienen mala fama para ciertas cosas. Fracasaron en la construcción del Canal por Panamá. Las autoridades judiciales francesas enjuiciaron y condenaron a los responsables del fracaso y de la monumental estafa en que incurrieron en dicha aventura y, para colmo, aquí decimos que si hubieran tenido éxito, dado su historia de despojos, ahora estaríamos como Haití. El país más pobre de América.

Y también se ha puesto en evidencia otro asunto interesante. Panamá no es un paraíso fiscal ni en su sistema bancario hay dineros productos de los ilícitos que se nos acusa. Pero aquí hay algo que no se entiende. A santo de qué aparece ahora una lista mal llamada ‘Clinton ' que acabó de hacerle daño a nuestro querido país.

He leído con detenimiento la declaración del señor John Feeley, embajador de EE.UU. en Panamá, y textualmente dice: ‘Comprobamos nuestros datos. Comprobamos las evidencias. Confirmamos que la Organización Waked estaba involucrada en el lavado de dinero en varios países. Por años, Nidal Waked, Abdul Waked y sus cómplices abusaron del sistema financiero de EE.UU. y Panamá. Conjuntamente lideraron una organización que ha lavado dinero procedente del narcotráfico '. Y a renglón seguido, porque están preocupados, han emitido unas licencias para que algunos negocios del señor Waked puedan funcionar. También el documento emitido por el Departamento del Tesoro de EE.UU. Nunca, en mi ya no corta vida como abogado, había leído un documento tan grave, tan lleno de vaguedades, sin una sustentación jurídica. Todo se basa en ‘evidencias ' que hemos comprobado. Lo único que les faltó fue el consabido tenemos un ‘enjuiciamiento sellado '. Y acudo al sellado, por razón de la ausencia del abierto. Y necesariamente viene la pregunta: ¿por qué ante delitos tan graves no hay un enjuiciamiento formal, y tampoco el sellado? La respuesta es solo una: El sistema judicial de EE.UU. es sumamente serio y respetable. Si se les ocurre el primero, van a tener que probar la razón de él; y si les da por la peregrina idea de uno sellado, llegado el término legal, el juez que vea el asunto les va a decir: ‘O lo abren y van a juicio o desistan '. Y hasta ahí llegó la mentira. El mundo no puede dejar de pensar que cuando estos señores quieren hacer algo, pierden el pudor jurídico. Nadie olvida la mentira de las ‘armas de destrucción masiva en Irak ' que llevó a una gente con un cerebro muy elemental al ridículo mundial, al poner al general Colin Powell públicamente a mentir por cuanto ni biombos encontraron, causando la muerte de muchachos inocentes de EE.UU., destruyendo un país, lo que ha contribuido esencialmente al desastre que vive el Medio Oriente.

A riesgo de parecer antipático, me gustaría que el señor embajador de EE.UU. le explicara al pueblo panameño el concepto en derecho de los términos ‘Jurisdicción y Competencia '. Asumo que el señor embajador debe tener, por razón de su cargo, suficiente conocimiento para responder lo que me inquieta. No son ganas de molestar. Desde que EE.UU. pusieron ante la faz del mundo al general Colin Powell a decir que EE.UU. había comprobado que Irak poseía ‘armas de destrucción masiva ', no recuerdo si mencionó la palabra ‘nuclear ', llevaron a ese país y a quienes lo acompañaron en la aventura a causar el desastre que desde entonces vive el Medio Oriente. Demás está recordar que las benditas armas comprobadas nunca aparecieron. Actualmente, no creo que nadie en su sano juicio, luego de las benditas afirmaciones, crea en las declaraciones más bien políticas de EE.UU. Así que esto me autoriza para volver a mi pregunta. ¿En qué tratado Panamá ha convenido con EE.UU. a tener Jurisdicción y Competencia en nuestro territorio. Dándole incluso autorización para que puedan ordenar, mediante licencias, iniciar, terminar o continuar operaciones cualquier negocio, incluso bancos?

A raíz de todos estos sucesos en Panamá, han florecido como hongos algunos personajes a quienes he bautizado como ‘opinólogos ', que regularmente les da por cuestionar a nuestro país y argüir que tenemos que cumplir con los disparates de todas estas organizaciones con apariencia de internacionales. Arguyen remedios como cambiar leyes, fortalecer institucionalidad y cualquiera locura que se les ocurra por el afán de hablar. Les encanta la figuración. Eso de aparecer en una pantalla de TV les debe producir visiones oníricas extraordinarias.

Creo llegado el momento de puntualizar nuestra posición. Tenemos que comenzar por afirmar que la OCDE no es un organismo internacional. Es el acuerdo entre varios países, monipodio, les llamo, que, por razón de su control de algunos sistemas económicos, se dedican a tratar de instalar un nuevo colonialismo, en el que le recojamos el dinero que ellos por diversas razones no pueden o no tienen acceso a él. Para lograr sus propósitos, utilizan las presiones, amenazas, listas discriminatorias, en fin todos los medios a su alcance para poder satisfacer lo que antes conseguían con el sistema de colonias que desvalijaban inmisericordemente.

De la única manera que pueden lograr sus perversos fines es mediante un tratado, en el que nos comprometamos a lo que ellos quieren. Y por ello se han inventado la frasecita ‘la comunidad internacional '. Ya advertimos en líneas atrás lo que es el orden jurídico. De ahí su desesperación, porque el único orden jurídico vigente y al cual todos pertenecen es: la Carta de la ONU. Ese es el único organismo que tiene jurisdicción y competencia para actuar en una situación de conflicto para preservar la paz. Porque las amenazas, las listas, la imposición de dificultades bancarias, son actos de agresión contra cualquier país.

A vuelo de pájaro quiero señalar brevemente algunos derechos y obligaciones contenidos en el documento citado:

1.— El ordinal primero del artículo 2 consagra el principio de ‘igualdad soberana ' de todos sus miembros;

2.— El ordinal 4 del mismo artículo, protege de amenazas o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado.

El Capítulo III establece cuáles son los órganos principales de la ONU y los enumera en el ordinal 1 del artículo 7, y quiero hacer énfasis en dos de ellos: El Consejo de Seguridad y la Corte Internacional de Justicia, Corte a la cual pertenecen ‘ipso facto ' todos los miembros de la ONU, y a este punto es al cual quería llegar.

Cualquier denuncia que haga un Estado ante el Consejo de Seguridad, este es el único Organismo para resolverlo conjuntamente con la Corte Internacional de Justicia a petición o necesidad del afectado. Es el único organismo facultado para eso. Es más, en la Carta mencionada, hay prohibiciones expresas para los acuerdos regionales que no hayan sido autorizados por dicho Consejo. Y eso lo estatuye expresamente el artículo 53 de dicho documento. Y esto es lo medular del asunto, porque la Carta de las Naciones Unidas es un vademécum jurídico para impedir los desaguisados de los que ha sido víctima nuestro país.

En Panamá, tenemos economistas de todos los colores ideológicos. Todavía no es necesario mencionarlos, porque ese no es el propósito inmediato de este escrito. Pero existen. Y todos debemos pedir a nuestro Gobierno que inicie las gestiones jurídicas y las demás necesarias, para que a Panamá se le indemnice en forma ejemplar por las injurias contra derecho que nos han inferido y los multimillonarios daños que nos han ocasionado... y siguen ocasionando. Existe el daño, la ilegal acción que lo produjo, la entidad o entidades que lo causaron y el organismo competente para resolver el conflicto conforme a derecho.

Ningún país, por más ciclópea que sea su fuerza de aire, mar y tierra, tiene derecho a ofendernos y agredirnos como lo han hecho quienes se creen con derecho a ello.

Eso propongo. Muchas gracias. 24 de mayo, en el año de Gracia del Señor 2016.

EX CANDIDATO PRESIDENCIAL.

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‘... Entre los individuos, como entre la naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz', B. Juárez, el 15 de julio de 1867, cuando entró a la ciudad de México.

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‘... debemos pedir a nuestro Gobierno que inicie las gestiones jurídicas y las demás necesarias, para que a Panamá se le indemnice en forma ejemplar...'

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