Representantes de las diferentes actividades económicas del país alertaron sobre las consecuencias que se avecinan si los cierres continúan. Hicieron un...
La crisis ambiental es una constante en los tiempos actuales y ella se sumerge en todos los espacios de la vida cotidiana. Afecta los hábitos de la sociedad, sus medios de vida, el bienestar y por consecuencia las oportunidades de desarrollo. Esta es una condición que debe tener en cuenta quien produce información y expone a la comunidad los acontecimientos que se generan en ese ámbito.
Estas notas periodísticas no pueden estar mediadas por un campo de lugares comunes, estereotipos y morbo. Quien redacta no debe asumir la realidad del fenómeno como algo pasajero, momentáneo o lleno de superficialidad. Hace unas semanas las autoridades de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) atendieron el caso de un ocelote o manigordo que rondaba un barrio popular, entre las maderas de un caserón, ante la extrañeza de los vecinos.
El incidente pudo causar interés y la información, convertirse en una curiosidad y quedarse en esta circunstancia aislada, sin entrar a cuestionar por qué un felino estaba en un sector urbano, densamente poblado y alejado de su ámbito natural. Ese cuestionamiento habría hecho profundizar el tema y, motivado una indagación para responder a la inquietud que orillaba este referente.
Es una noticia. Pero no sobre cualquier asunto. El periodismo ambiental es una rama de la comunicación científica, porque al tratar con fenómenos y problemas de la naturaleza, incluidos los seres humanos, debe apelar a las interpretaciones de las ciencias que explican adecuadamente, los casos en este horizonte.
Quien ejerce este quehacer en los medios de comunicación, tiene la responsabilidad de aprehender a interpretar los hechos a la luz de estas disciplinas, analizar la realidad que se le presenta y exponer de manera sencilla, pero razonada el suceso en sus detalles y con la suficiente claridad para que el público alcance a establecer la dimensión propicia.
Con mucha frecuencia se cae en la tentación de abordar el tema asignado con una óptica conflictiva; alguien es la víctima y otro el culpable. Esta visión constreñida impide establecer el contexto necesario para explicitar el verdadero problema y se pierde la esencia para perjuicio de la cultura ambiental del público.
En esta realidad cada circunstancia tiene una causa y también una consecuencia. De esa manera se manifiestan los acontecimientos en el escenario natural.
El periodista no se queda solo en hablar del brote de hanta virus, sino que puede llegar a los orígenes en el campo cuando los depredadores específicos –víboras, aves de rapiña- de la rata que lleva el germen, son diezmados y aumentan la población del roedor. La tala de los alrededores de las fincas ocasiona la pérdida de la alimentación y el pequeño mamífero debe refugiarse en los depósitos. Allí entra en contacto físico con las familias campesinas.
El oficio periodístico requiere entonces, la suficiente capacidad para ir más allá de lo puntual y la noticia del momento; debe brindar al público aquellos elementos que le permitan comprender cuál es la historia, el origen y la evolución del fenómeno que está considerando.
‘Cuando uno escribe sobre algo que no conoce, lo que queda en la narración es hueco’, decía Ernest Hemingway, quien describió con mucha riqueza la lucha de un anciano pescador y el producto de su jornada en el mar, que significaba mucho de su fortaleza moral.
Hay que mencionar también la necesidad de especializar esta forma de narración. Es menester que quienes la practiquen, busquen espacios adecuados en los medios de comunicación. En el país, solo tres de los ocho diarios cuentan con páginas permanentes para la información ambiental. Las empresas deben considerar la conveniencia de contar con este tipo de especialización en su equipo humano y en la agenda.
El periodismo ambiental es una de las principales herramientas para generar conocimiento en materia de desarrollo sostenible. Esta perspectiva contribuye a que los grupos sociales tengan una armónica relación con los recursos naturales. Es la única forma de comprender el significado de la vida en su contexto más rico.
PERIODISTA