• 27/07/2014 02:00

Hacienda

Todo va según lo previsto, Felipe VI y la reina consorte Letizia, lo están haciendo muy bien y parece que están recuperando popularidad

Tengo que confesarle que hace tanto calor en Madrid, que he confiado en el Espíritu Santo para que ‘me sople al oído’ y pueda, al igual que los cardenales reunidos en conclave, tomar una acertada decisión o en este caso escribir un aceptable artículo.

Todo va según lo previsto, Felipe VI y la reina consorte Letizia, lo están haciendo muy bien y parece que están recuperando popularidad y credibilidad para la institución monárquica; ya nadie se acuerda ni habla del rey Juan Carlos, al que tanto se le aduló hasta el día de su abdicación, vive solo en el Palacio de la Zarzuela, pues la reina Sofía ni siquiera se despidió, está en silla de ruedas y se aburre profundamente, pues aquella gran ilusión de segunda juventud de nombre alemán ya no está a su lado.

El gobierno del PP ha conseguido muchas y buenas cifras macroeconómicas y espera bajar un millón y medio de parados de aquí a las próximas elecciones de noviembre 2015; el Ministerio que mejor funciona es el de Agricultura, Pesca y Alimentación, de la mano de una bella economista que se llama Isabel García Tejerina; los sindicatos, fundamentalmente el socialista UGT, siguen hundidos en el fango de la corrupción y solo una jueza de Sevilla tiene imputados y procesados a casi doscientos de sus dirigentes; el PSOE ha elegido un nuevo secretario general en la persona de Pedro Sánchez, joven alto y guapo, que tiene dos características nuevas, y nunca repetidas en los 110 años de vida del PSOE a saber: se dio a conocer en las tertulias de una emisora de televisión llamada Intereconomía, puramente derechista y, lo que es más novedoso y a la vez importante, es pequeño empresario, tiene siete empleados, sabe lo que es el esfuerzo de pagar los salarios y las cargas sociales y supongo que no será tan partidario de la huelga como arma política, como lo han sido sus antecesores, que al fin y al cabo se convirtieron en funcionarios de su propio partido; la temporada estival de toros vive su habitual momento más álgido y ya nadie se acuerda del fracaso de la selección de fútbol en el mundial de Brasil.

Ya llega agosto, España entera se va de vacaciones, el viejo dicho de Larra ‘vuelva usted mañana’, referido a los pobres españoles del siglo XIX que intentaban sacar un documento de alguna instancia oficial, se ha convertido en ‘vuelva usted en septiembre’, aunque usted quizá ignore que si hay una institución que sigue funcionando al 100 % de su capacidad y eficacia: la inspección de Hacienda, y así cuando muchos de los trabajadores y empresarios vuelvan de sus vacaciones, con la tez morena y el bolsillo vacío, se encontrarán en su buzón de correos repleto, con una o varias citaciones para comparecer o aportar documentos ante Hacienda, pero, ¡oh director!, resulta que ya habrá pasado el plazo entre la fecha de recepción del documento (que ahora basta con depositar en el buzón) y la fecha de comparecencia, por lo que se genera automáticamente una importante multa y pasar a ser sospechoso de ocultación de datos o ingresos ante el Fisco.

Cuando el pobre contribuyente ya en septiembre acude muerto de miedo ante el inspector, que no ha vacacionado y no está bronceado, recibe la siguiente bienvenida: ‘Qué buen aspecto tiene usted y, sin embargo, no cumple con sus obligaciones fiscales’. El españolito que creyó durante unos días de agosto que la había cambiado su suerte, después de ver cómo su deuda fiscal engorda por multas, demoras, intereses, etc., casi se pone de rodillas y entre sollozos pide aplazar y fraccionar el pago y, entonces el Departamento de Recaudación le dice que sí, pero que presente garantías o un aval bancario. En el 99 % de los casos no se puede aportar.

Hoy, este asunto de Hacienda y otros aspectos recaudatorios, que, según eminentes economistas, son confiscatorios, es uno de los graves problemas de España, máxime cuando el contribuyente ve que una parte sustancial de su esfuerzo fiscal es para mantener a cientos de miles de funcionarios que sobran y, lo que es peor, a decenas de miles de políticos locales, provinciales, regionales y nacionales que viven de la ‘teta del Estado’.

Dados mis exiguos y cada vez más pequeños ingresos, yo sí he cumplido religiosamente con mis obligaciones fiscales antes del verano, así que me voy todo el mes de agosto a veranear a la Costa Azul francesa. Si usted me lo permite, le escribiré desde St. Tropez, Montecarlo y Niza. Será interesante.

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