• 08/03/2011 01:00

Un ejemplo indígena de civismo

T odos los panameños debiéramos reconocer el ejemplo de civismo que nuestros pobremente educados indígenas nos han dado ante dos encruci...

T odos los panameños debiéramos reconocer el ejemplo de civismo que nuestros pobremente educados indígenas nos han dado ante dos encrucijadas transcendentales para nuestro país.

Primero, debemos recordar la solitaria lucha que ellos libraron para evitar que la ampliación del Canal de Panamá se llevara a cabo inundando enormes áreas centrales del país, algo que evidentemente era innecesario y que le hubiera ocasionado un gigantesco daño a nuestro ecosistema; una lucha donde prácticamente solo recibieron el apoyo de una que otra agrupación católica.

Cabe recordar que los voceros de la ACP alegaban que dichas inundaciones también servirían para construir nuevas hidroeléctricas que reducirían el costo de la electricidad, tal como los promotores de hidroeléctricas incontables veces han prometido, pero nunca han cumplido; solo que nuestras minorías indígenas mostrando mayor civismo que las mayorías restantes, rechazaron firmemente esa propuesta.

Afortunadamente, la ACP finalmente reconsideró sus planes y escogió un moderno sistema de piscinas para construir las nuevas esclusas post—Panamax, algo que, de construirse apropiadamente, además de beneficiar al país será motivo de orgullo para todos los panameños.

Hoy día, la controversia sobre las minas a cielo abierto guarda alguna similitud con la que tuvo lugar cuando tocaba escoger cómo se diseñaría la ampliación del Canal.

Siete de cada diez panameños preferimos que nuestro país permanezca libre de excavaciones a cielo abierto, porque contaminarían y devastarían cualesquiera áreas tropicales donde estuvieran ubicadas; pero la supuestamente ‘derogada’ reforma al Código Minero omitió la prohibición de cualquier tipo de mina a cielo abierto o de cualquier clase de participación de gobiernos extranjeros, lo que pareciera confirmar el rumor de que algunos gobernantes ya habían convenido permitirle ese tipo de minas a alguna(s) empresa(s) surcoreana(s).

La gran interrogante es, ¿seguiremos la mayoría de los panameños cruzados de brazos, a la hora de apoyar las causas justas, luchando pacíficamente por un Panamá más sano y más digno para beneficio nuestro y de todos nuestros descendientes?

Todos deberíamos reconocer que la invasión estadounidense en 1989 fue parcialmente causada por el escaso civilismo mostrado ante los atropellos iniciales de la dictadura norieguista, porque el gobierno del país que construyó el Canal difícilmente podría ver con buenos ojos que un gobierno autoritario, sea de ‘izquierda’ o de ‘derecha’, se haya ensañado tan salvajemente contra nuestros conciudadanos más humildes, así convirtiéndose en una fuerza desestabilizadora en nuestra democracia y también un peligro potencial para la seguridad del Canal.

En la novela ‘La guerra y la paz’, de León Tolstoi, uno de los personajes principales hace alusión a la invasión a Rusia por las tropas de Napoleón, diciendo algo que todos los panameños debemos ponderar: ‘Si la gente vil se une y forma una fuerza, entonces la gente decente está obligada a hacer lo mismo’. Y si algunos gobernantes, violando flagrantemente sus promesas electorales, intentan imponerle leyes nocivas a nuestro país, entonces todos los panameños conscientes debemos solidarizarnos con las luchas pacíficas demandando nuestro auténtico bienestar.

*JUBILADO DEL CUERPO DE INGENIEROS DE EU.

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