• 24/04/2011 02:00

Jesús y las parábolas

De por sí leer la Biblia se le hace difícil a mucha gente. Y, una de las primeras dificultades para entenderla es no tener a Jesús en el...

De por sí leer la Biblia se le hace difícil a mucha gente. Y, una de las primeras dificultades para entenderla es no tener a Jesús en el corazón; es decir hace falta esa importante entrega espiritual.

La otra es tratar de comprender la Biblia bajo el prisma de nuestro tiempo y cultura occidental. Hay que trasladarse a ese tiempo, y enfocarse en la historia, costumbres y vivencias del Oriente. Uno de los aspectos más importantes de la vida de Jesús fue el enseñar en parábolas. Estas figuras de lenguaje son ricas en expresar sus vivencias y enseñanzas. Las parábolas de Mateo capítulo 13 son parte de ese tesoro. ‘Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo’, v. 34 al 35.

Una de ellas es la parábola del sembrador, que es explicada por el propio Jesús el Maestro: ‘Los que oyen el mensaje del reino y no lo entienden, son como la semilla que cayó en el camino; viene el maligno y les quita el mensaje sembrado en su corazón. La semilla que cayó entre las piedras representa a los que oyen el mensaje y lo reciben con gusto, pero como no tienen suficiente raíz, no se mantienen firmes; cuando por causa del mensaje sufren pruebas o persecución, fallan. La semilla sembrada entre espinos representa a los que oyen el mensaje, pero los negocios de esta vida les preocupan demasiado y el amor por las riquezas los engaña. Todo esto ahoga el mensaje y no lo deja dar fruto en ellos. Pero la semilla sembrada en buena tierra representa a los que oyen el mensaje y lo entienden y dan una buena cosecha, como las espigas que dieron cien, sesenta o treinta granos por semilla’, v. 18 al 23.

Otra es la parábola del trigo y la cizaña en donde vemos como conclusión lógica que es necesario que el trigo crezca con la mala hierba. Jesús el Maestro explica: ‘El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, y el campo es el mundo. La buena semilla representa a los que son del reino, y la mala hierba representa a los que son del maligno, y el enemigo que sembró la mala hierba es el diablo. La cosecha representa el fin del mundo, y los que recogen la cosecha son los ángeles. Así como la mala hierba se recoge y se echa al fuego para quemarla, así sucederá también al fin del mundo. El Hijo del Hombre mandará a sus ángeles a recoger de su reino a todos los que hacen pecar a otros, y a los que practican el mal. Los echarán en el horno encendido, y vendrán el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Los que tienen oídos, oigan’, v. 37 al 43.

Está de parte nuestra escoger el camino de Dios, escoger si seremos trigo o cizaña, o si dejaremos que la semilla del Evangelio caiga entre espinos o en buena tierra. ¿Le darás su lugar a Jesús en tu corazón en esta Semana Santa?

*ESCRITOR.

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