• 25/12/2011 01:00

MAN: producto de crisis social

C orría la década de los años cincuenta, cuando yo cursaba el segundo año de educación secundaria en el Instituto Nacional y conocí circ...

C orría la década de los años cincuenta, cuando yo cursaba el segundo año de educación secundaria en el Instituto Nacional y conocí circunstancialmente al estudiante Manuel Antonio Noriega —creo que cursaba el quinto año de ciencias—, como agitador estudiantil junto a los hermanos Menéndez Franco, Constantino Arosemena, Carlos Tovar y otros que no recuerdo sus nombres.

Era una generación juvenil llena de ideales contagiosos y depositarios de ejemplos, pasados y presentes, en adultos que conformaban el Frente Patriótico de La Juventud, el Partido del Pueblo (comunista) y el Partido Socialista; todos y cual que más se destacaban por su antiimperialismo norteamericano, antimilitarismo, el rescate de nuestra soberanía en la zona canalera y rechazo de gobiernos oligárquicos(anti oligarquía). Se activaba la gloriosa Federación de Estudiantes. Fue una etapa de grandes convulsiones y represión gubernamental; que cosechó líderes, desaparecidos y mártires. Vale la pena realizar un estudio sobre ese espacio histórico, para reconocer los vicios de una democracia caricaturizada.

Contagiaba y prendía esos movimientos en nosotros; a los cuales algunos nos sumamos para ejecutar, espontáneamente, tareas menores pero riesgosas, como la distribución de volantes y periodiquitos subversivos. En ese andar conocí directamente a Noriega, con el seudónimo de Tony; un adolescente que contagiaba ideales protestatarios de rebeldía contra un régimen de explotación.

Por nuestro antimilitarismo y sabiendo el papel represivo del aparato militar al servicio de la oligarquía (clase dominante), fue sorpresa mía verlo un día vestido de militar. ¿Qué influencias lo dominaron para semejante cambio? Eso sólo él lo sabrá. Pero si sabemos, usted y yo, que esta estructura socioeconómica la sostiene un sistema que margina ideales y endiosa intereses materialistas; sistema que fue diseñado e impuesto, por fuerzas externas_ internas, como una democracia aparente; y en la cual cualquier asomo de cambio es estigmatizado, hábilmente, para producir miedo y conciencia de rechazo. Y de no conseguir lo anterior, entonces se infiltra la conciencia, del disidente, hasta ser asimilado y convertido en pieza o ficha con los valores implícitos antihumanos; con reinado de corrupción, egoísmo, indiferencia, desigualdades abismales, injusticia con lesión a la libertad y al derecho.

Condenamos a Noriega por las violaciones y abuso de poder, producto de una individualidad que no retó el sistema para ser diferente. Pero ¿estos abusos y violaciones no se dieron antes de 1968 y en la invasión norteamericana aplaudida, por nuestra clase dominante, con resultados dolorosos y vergonzantes? ¿Y es que ahora no se dan violaciones y abusos contra la vida humana? ¿Sólo los actos dirigidos por Noriega son abusos y violaciones, semejantes a antes y después de su mandato? Existen, por acción y omisión, variadas formas, abiertas y encubiertas, de violar y abusar a la dignidad humana. Si no pregúntenle a los marginados y explotados.

Entonces si no queremos reproducir o clonar a seres abusadores de su poder y violadores de los derechos humanos, llámense como se llaman, cambiemos la estructura y el sistema, para producir seres verdaderamente humanos; porque, antes y ahora, hemos abundado en producir monstruos alienados y no mentes saludables con grandes ideales, para ser verdaderos líderes.

EDUCADOR

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