• 10/03/2012 01:00

Legalización de las drogas

M e sorprendió, cuando visité Holanda en 2007, que mi anfitriona me insistía en que camináramos a altas horas de la noche por las calles...

M e sorprendió, cuando visité Holanda en 2007, que mi anfitriona me insistía en que camináramos a altas horas de la noche por las calles de Ámsterdam, o de Leiden, donde ella vivía. Inclusive, la noche que quise visitar la Zona Roja, donde las prostitutas se exhiben en vitrinas, fuimos las dos solas y anduvimos por las callecitas y callejones del área, sin que nadie se metiera con nosotras, sin que ninguno de los hombres o grupos de hombres que deambulaban las calles, como nosotras, nos dirigieran la palabra para nada.

Había oído de las famosas coffeehouses, donde vendían drogas, como quien vende té o café y le pedí que me llevara a una. Pero las dos o tres veces que se lo mencioné me decía que claro que me llevaría, pero se pasaron los días y partí sin visitar alguna. Esto me dejó pensando. Desde entonces, he leído y buscado información sobre el tema y, en esa búsqueda, me sorprendió una noticia de este año que decía que Holanda cerraría ocho cárceles por falta de presos.

Según lo que he investigado en Wikipedia y Google, Holanda tiene el más bajo índice de criminalidad de toda Europa, seguido por Portugal, país que también legalizó las drogas.

Las cárceles de Costa Rica están llenas de drogadictos.

En los últimos dos años, he conversado con muchísima gente y todas, tanto ticas como americanas, como panameñas, han estado de acuerdo en que la legalización de las drogas no solo acabará con los narcotraficantes, que tan fácilmente ejecutan gente como se enriquecen, hasta llegar a ser más poderosos que nuestros mismos gobiernos, sino que contribuirá a una rebaja en la violencia, a veces causada por el efecto de las drogas, a veces por la necesidad de robar para comprarla y, en otras, causada por las autoridades que persiguen su venta y uso.

La legalización de las drogas también podría significar una buena fuente de ingresos para los gobiernos, pues, podrían cobrar impuestos sobre las mismas. También significaría una reducción en el gasto en armamentos que en estos momentos sostiene América Latina, bajo la suposición de que se necesitan armas para combatir el tráfico de drogas.

El gobierno de Costa Rica, por ejemplo, acaba de anunciar la solicitud de un préstamo para construir más cárceles, porque las que existen están superpobladas, con las consecuencias graves que esto causa entre esa misma población y entre los funcionarios públicos que tienen que atenderlas.

Además, un país que, en vez de construir cárceles construya Centros de Rehabilitación y dedique personal a tratar a las personas adictas, será un país más benévolo y de admirar.

Comprendo que existen personas que están en contra de la legalización de las drogas. Pero son la minoría, y son aquellas personas que no han valorado los beneficios de una política más humana hacia el problema de las personas que abusan de las drogas. En vez de castigar, se trata de ayudar. La persona que sufre una adicción a las drogas es un enfermo y se le debe tratar como tal, no como un criminal.

Un país como Costa Rica, que abolió su ejército en 1949 y se ha mantenido al margen de conflictos armados, aun con vecinos involucrados en dichas acciones, ganaría en humanidad y podría servir de faro de luz que marque el camino a seguir a otros países de Latinoamérica. Ahora que el presidente de Guatemala se ha pronunciado a favor de esta medida, sería un momento excelente para que Costa Rica se uniera a esa tendencia.

Es triste enterarse de que Latinoamérica invirtió más en armas en el 2010 que África. Y vean lo que está sucediendo allá. ¿Es esto lo que queremos para nuestras descendencias? Porque militarizar Costa Rica para combatir el narcotráfico no traerá nada bueno y le hará muchísimo daño a los ticos. Si EE.UU., con los billones invertidos en la ‘Guerra Contra Las Drogas’, no ha podido siquiera bajar los niveles de uso en su población, ni ha podido parar el tráfico del Sur hacia sus fronteras, ¿piensan ustedes que los países de América Latina podrán?

Solo en México, a la fecha, han muerto 47,500 personas a causa de la violencia generada por las drogas.

Seamos realistas. Reconozcamos el mundo en que vivimos. Afrontemos el problema, siguiendo el ejemplo de Holanda y Portugal. Unámonos a Guatemala y legalicemos las drogas.

COORDINADORA GRUPO CARIARI, LIGA INTERNACIONAL DE MUJERES PRO PAZ Y LIBERTAD.

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