• 10/10/2012 02:00

Nueva imagen editorial

La relación de los medios de comunicación con el público llega en ocasiones a ser tan compleja, que cuando se modifica en algún aspecto,...

La relación de los medios de comunicación con el público llega en ocasiones a ser tan compleja, que cuando se modifica en algún aspecto, su impacto puede conmocionar la mentalidad, ideología y prácticas tan cotidianas como las costumbres adquiridas en ese intercambio.

Por eso, algunas casas editoriales o empresas audiovisuales al realizar cualquier cambio, sobre todo de formato, siguen una serie de pasos para que la población que atiende sus servicios informativos pueda adecuarse paulatinamente y las variaciones sean apenas perceptibles.

Los grandes diarios guardan celosamente sus logos, portadas u ordenamiento, porque esta fisonomía les caracteriza y da un sello distintivo; particulariza las formas de lectura de la comunidad y poco a poco se tornan en modelos culturales de esa sociedad que busca en aquellos registros, la reproducción de la cotidianidad, la explicación de los momentos históricos, así como el comentario y valoración de los acontecimientos.

Hace poco un diario tabloide local, luego de una campaña en que ocultaba su real propósito, presentó un innovador diseño. Al parecer, su recién estrenada imagen es más funcional, activa y trata de superar la inmovilidad de los diarios impresos, que es una cualidad que les pone en desventaja frente a los medios audiovisuales. El origen del periódico estadounidense Usa Today es un ejemplo de estrategia con su impactante estilo visual.

La organización interna que ahora presenta el periódico local en mención, tiene por norma el uso de grandes campos de imagen en la parte superior y pequeños textos noticiosos hacia los lados y el pie de las páginas. El material informativo se ha reducido; las noticias son casi párrafos que semejan glosas y los efectos visuales hacen del diseño, una especie de laberinto de los elementos de la composición recién inaugurada.

La historia de la renovación en el cuerpo de los diarios en Panamá, es semejante en la mayoría de los casos. Un experto llega al país y propone, ajusta y cambia el sistema en un fin de semana. La mayoría de los periodistas y el personal, apenas advierte el clima de alteración de sus labores, pero se ven involucrados en él y todos deben desenvolverse con una nueva plantilla.

En la mudanza editorial —que debe ser de adentro hacia afuera— no hay generalmente un estudio de los factores que determinan la relación entre el público lector y el medio de comunicación en aspectos específicos y tampoco en una dimensión más amplia, del papel que juega la publicación en el pensamiento y razón de sus audiencias.

La tendencia imperante es hacerlo al revés, del exterior hacia el interior. Esta dinámica deja por fuera las variables sociológicas, psicológicas, lingüísticas y pone de manifiesto que la nueva propuesta impone al público una forma de leer y acostumbrarse al conjunto de signos y los códigos de la renovada pauta de identidad.

En este caso, no hay una lógica entre el diseño y el público a quien está dirigido. Se ha perdido la noción informativa de ese medio y no sabemos si tenemos entre manos un periódico, un suplemento, folletín o una revista. Se atiende a disminuir el campo noticioso, en especial los textos, en el entendimiento de que los lectores cada vez quieren leer menos, algo que requiere previamente una constatación, al menos estadística.

La gestión editorial debe basarse en un conocimiento profundo del vínculo entre medio y sociedad y sobre todo de las claves comunes del lenguaje, que determinan una acción tan simple, pero a la vez tan compleja como la lectura cotidiana. En eso consisten o deben asentarse las modificaciones a este proceso de la cultura informativa.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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