• 16/10/2012 02:00

Política partidista: independencia y criterio propio

P anamá por tradición y tamaño ha sido y es un país altamente político, quienes no forman parte de algún partido actualmente, lo fueron ...

P anamá por tradición y tamaño ha sido y es un país altamente político, quienes no forman parte de algún partido actualmente, lo fueron antes o tienen parientes y amigos cercanos dentro de los colectivos políticos panameños. No en vano tenemos que dentro de la población adulta votante, la mayoría se encuentra inscrita en los partidos políticos tradicionales, nuevos o en proceso de formación.

La actividad política es realizada incluso por asociaciones o grupos que componen la sociedad civil, solo que desde otro sitial, en el cual van dirigiendo sus objetivos y metas a la correcta administración de los recursos del Estado y al respeto a la institucional democrática. Adicionalmente tenemos a grupos de trabajadores que han dirigidos sus esfuerzos a la conformación de partidos políticos, lo cual indica que claramente para poder hacerse con la administración del Estado muchos optan por las vías de participar en elecciones generales, por medio de Partidos Políticos, otros por vía independiente.

Ahora bien, ¿hasta dónde es positivo o negativo el formar parte de un partido político o militar en un movimiento de esta índole? Esa es una pregunta que muchos se hacen ante cuestionamientos que realiza la sociedad, sobre la independencia o criterios que tiene cada persona para ejercer un cargo público. De ahí que debemos ser claros, ya que hemos tenido grandes ejemplos de personas que han salido de un partido político a cargos de relevancia, sin que su anterior filiación política los obligue a actuar con sumisión a determinado partido o determinada persona.

Quien busque acceder a un puesto donde debe ser imparcial, tienen como primeras características el tener criterio propio, ser objetivo y neutral en sus actuaciones. Si por el contrario van con una misión impuesta o están a la espera de instrucciones del Ejecutivo o de un partido, le hace un grave daño a la institucionalidad, a la sociedad y al fortalecimiento de la democracia. Y más daño aún le hace a su familia, quienes son los primeros que esperan que realicen un trabajo responsable y serio.

Quien aspire al cargo de magistrado del Tribunal Electoral, no importa de dónde provenga, partidos de gobierno, oposición, sociedad civil, sindicatos o partidos en formación, tiene el mismo derecho a ser elegido. Ninguna norma prohíbe el haber militado en alguno de los anteriores; mas si exige trabajar con apego a la Constitución, las leyes, Decretos o Acuerdos existentes y más aun cuando de su actuación depende en gran medida el mantener la tranquilidad y serenidad, que una Institución como el Tribunal Electoral se merece, en estos tiempos donde estamos próximos a iniciar el proceso electoral con miras al 2014, donde solo la voluntad del pueblo, por medio del sufragio electoral, decidirá quién regirá los destinos del país.

ABOGADO.

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