• 01/01/2013 01:00

La frase

Este roba, pero al menos hace obras que otros gobiernos no han hecho. Todos son ladrones, pero al menos este nos dejará un metro. ¿Cuánt...

Este roba, pero al menos hace obras que otros gobiernos no han hecho. Todos son ladrones, pero al menos este nos dejará un metro. ¿Cuántas veces hemos escuchado al llamado ‘panameño de a pie’ referirse al Presidente en estos términos? En lo personal ya me estoy cansando de escuchar estas frases que con el tiempo se han vuelto el análisis político por excelencia.

Lo raro del análisis es que las mismas personas que piensan de esa forma, son quienes al mismo tiempo, agobiados por la delincuencia común, abogan por aumentar las penas, reclaman mayor presencia policial y en el peor de los casos, salen hablando en los programas matutinos satanizando al menor infractor, exigiendo al Estado que se cambie las leyes para poder procesarlos como adultos.

Si un negrito entra a una casa para robar lo que tanto trabajo nos costó, exigimos un castigo ejemplar, no faltará algún sabio salido del parque de los aburridos que hasta pena de muerte pida para los ladrones.

Un empresario no deja al azar el tema de la contabilidad de su negocio y con cierta sospecha supervisa la labor de sus colaboradores, el flujo de dinero es controlado estrictamente, puesto que de dicho control depende en gran medida el objetivo de su empresa.

Esta fiscalización se ha perdido en las finanzas del Estado, la Contraloría es un despacho privado del presidente y el día que a la contralora se le ocurra preguntar a donde o cómo, ese mismo día se convierte en desempleada.

El panameño se informa del status de sus impuestos en unos informes contables llamados ‘escándalos’, las contrataciones directas son la regla y no la excepción y quienes entraron millonarios saldrán multimillonarios. Mientras tanto, seguimos pidiendo que el negrito que atrapamos unas líneas atrás, sea encarcelado y con él todos los demás que se dediquen al hurto, al robo o al pillaje de nuestros ‘dineritos’.

Pero ese que vive su reinado de escándalo en escándalo ese al menos hace grandes obras, otro analfabeto ya tiene un yate y su gestión en el MIDES está manchada con los famosos sobreprecios, pero al menos cuando ve a una ancianita enciende la cámara para ir a llorar y abrazarla, otro dona en la Teletón poco tiempo después de desaparecer en nuestras narices 650 mil dólares sin dar el menor informe de cómo se gastó tanto dinero, pero al menos le ‘regala al pueblo’ por ende está legitimado para el despilfarro - y así sucesivamente se entiende en este sistema que el peculado es un delito ‘relativo’ que la gravedad del mismo dependerá de la cantidad de obras buenas, de la caridad o bien del proselitismo que le anteceda para que sedados en una pantalla de televisión miremos con orgullo la obra faraónica de un político. En este sentido la delincuencia común primero debe donar bolsas de comida a la familia que posteriormente asaltará para que le recuerden con la frase: Este me robó la quincena, pero al menos resolvió con la bolsa de comida-.

*ABOGADO

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