• 25/03/2013 01:00

Recuperar el significado de la educación en la cultura

El tercer desafío que nos manifiesta Alejandro Landero, Doctor en Gobierno y Administración Pública en su artículo ‘FUENTES DEL CENTRO H...

El tercer desafío que nos manifiesta Alejandro Landero, Doctor en Gobierno y Administración Pública en su artículo ‘FUENTES DEL CENTRO HUMANISTA Y REFORMISTA’ es el de recuperar el significado de la educación en la cultura. En los dos artículos que antecedieron a éste detallamos sobre lo que nos indica Landero, al resaltar que requerimos recuperar la importancia de la justicia en la economía y de la ética en la política.

El autor nos dice que la cultura se encuentra reducida y empobrecida, debido a que hay un decaimiento por el interés de conocer, a pesar de las fuentes de información casi infinitas. La red del Internet en buena medida se está convirtiendo en un instrumento para el ocio improductivo o incluso para el delito. Indica que si la cultura no tiene un sentido y esfuerzo educador como lo propusieron los griegos con su noción de Paideia, entonces la cultura se convierte en una mediocridad decadente en permanente confusión, que llega incluso a sumirse en la banalidad del mal que describió de forma muy aguda Hannah Arendt.

Comparto completamente las sabias palabras del autor Landero, lo que nos lleva a otro tema cultural y educativo: la necesidad de formar demócratas. Los partidos políticos son los llamados a ser escuelas de formación política y no clubes electorales. Resalto y aplaudo la iniciativa de los Jóvenes Unidos por el Diálogo donde han promovido el voto a conciencia bajo su lema ‘Somos ciudadanos, no clientes’. El clientelismo político, a mi juicio, es el segundo peor ejemplo que se le puede dar al pueblo en especial a la juventud, después de la corrupción. Este mal solo puede ser combatido con formación política, donde se fomente la ética y los principios, y además, con el voto del pueblo a favor de programas y propuestas. Esto significaría que la política se transforme a lo que debe ser: una competencia de ideas y no de chequeras.

Formar demócratas desde jóvenes es indispensable para que hagamos un cambio cultural irreversible, donde se vea a este sistema no solo como aquel donde la mayoría toma las decisiones, si no como un sistema de pesos y contrapesos donde existe respeto a los derechos humanos, a la libertad de expresión, libertad de prensa, al Estado de Derecho, entre otros. Necesitamos inculcar a la juventud nobles causas que los motiven a interesarse en la vida pública y donde se respete el principio que lo último que debe hacer un patriota es robarle a su país.

Recordemos las palabras de Arias Calderón: ‘Por imperfecta que sea nuestra democracia, es el día en comparación con la noche. Tenemos que consolidarla y perfeccionarla. Este trabajo requiere un desarrollo de nuestra cultura cívica y política. No podemos dejar que resurja el caudillismo personalista. Necesitamos fortalecer nuestras instituciones y fortalecer nuestro Estado de Derecho. Necesitamos hacerlo descentralizando el Estado, para dar cabida a mayores iniciativas de la sociedad civil y a mayor pluralismo y participación’.

Las palabras del líder demócrata cristiano fueron quizás hace 20 años, y llama poderosamente la atención que todo lo que el mismo nos manifiesta, aún está pendiente. Hagamos un gran pacto nacional donde nuestra cultura sea a favor de la educación, las propuestas y las ideas. Que la nueva generación sea de políticos profesionales y demócratas empedernidos que sigan las sabias palabras de Emerson: ‘Quien construye sobre ideas, construye para la eternidad’. La educación en la cultura, incluyendo la cultura política, será la clave para llegar al desarrollo.

SUBSECRETARIO NACIONAL DEL PARTIDO POPULAR.

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