• 12/09/2013 02:00

Las tormentas de UDELAS

El Consejo Nacional de Transparencia contra la Corrupción dedicó especial atención en el 2009 a la situación interna de la Universidad E...

El Consejo Nacional de Transparencia contra la Corrupción dedicó especial atención en el 2009 a la situación interna de la Universidad Especializada de las Américas (UDELAS). Contaba con información de nepotismo, de manejos dudosos de las finanzas públicas, escándalos sexuales, ventas de diplomas y profesores que engañosamente se arrogaban títulos que no poseían. (Entre esos el ‘doctor Hawaiian Punch’). Era un coctel explosivo que amenazaba con derrumbar desde sus cimientos a UDELAS.

Con el expediente en la mano, las autoridades anticorrupción emitieron una nota oficial en la que advertían de los delitos denunciados y confirmados, así como de las sanciones correspondientes. El objetivo era buscar una salida que permitiera corregir el rumbo y garantizar un manejo responsable de esa universidad.

El problema que se planteó era que no había con quien relevar a Berta Torrijos, porque todo lo que existía debajo de ella estaba igual de podrido. Se puso, entonces, a prueba la institución para establecer si los administradores de UDELAS eran conscientes de los serios cuestionamientos y de que su proceder acarrearía consecuencias.

Sin embargo, apenas se sintieron medianamente liberados de la presión, los administradores de Udelas siguieron con sus prácticas y, cuatro años más tarde, esa universidad está cosechando las tempestades sembradas con vientos, que parecen sacados de la novela de James Clavell: El reino de las ratas.

Esa institución se mueve más en el terreno de una tragedia griega, donde impera la traición, la cobardía y la conspiración, que en un ente con vocación de servicio social y de genuina proyección hacia la comunidad. Los programas comunitarios como los dirigidos a los indígenas, a los niños en riesgo social y de orientación terapéutica, son emprendidos sin asignación de recursos y dependen del capricho de la rectora y su camarilla.

Internamente opera la ley del terror, impuesta por el clan Torrijos y la cofradía de Bosco Bernal, que persigue y amedrenta como método de control. Si con la rectora se practican toda suerte de humillaciones al personal docente y administrativo, con su heredero el vicerrector, déspota e infatuado, lo que se espera es la multiplicación de esa realidad.

La rectora está rodeada —además de su hermana que le hace un daño incalculable a la institución— de decanos recién llegados o que ocupan puestos ilegales, como el decanato de Vida Estudiantil, que no ha sido validado por el Consejo Técnico Administrativo, máxima instancia de gobierno de UDELAS y actualmente ignorado por sus autoridades. La rectora mantiene entre su clan a individuos que usan los puestos editoriales para hacer negocios a espaldas de la universidad, como si se tratara de una piñata de la cual sacar cuanta regalía puedan lograr.

El carnaval de salarios es otra historia. Los trabajadores manuales, conductores, secretarias y algunos docentes, a quienes se les regatea sus quincenas, observan cómo la camarilla a cargo de las finanzas, la gestión administrativa y recursos humanos —incapaces para administrar siquiera una carretilla de helados—, junto a algunos privilegiados y familiares de la rectora, multiplican año con año sus salarios.

No existe una relación contractual de respeto hacia el personal, sino de sometimiento por temor a ser despedidos. No hay reconocimiento a los méritos sino al silencio ante los atropellos. Las autoridades de UDELAS proclaman la educación superior, pero en la práctica niegan su eficacia. Da lo mismo revolcarse en la miasma que pisotear cualquier hálito de reforma y modernización.

La universidad ha caído en manos de personajes que coyunturalmente le están ocasionando un daño irreparable a la institución. UDELAS ha entrado en el síndrome de la última copa y la despedida. Además la rectora y su camarilla, no solo han modificado los estatutos de la institución para quedarse como asesores, también están tratando de dejar todo amarrado para cuando llegue Bernal de relevo.

Desafortunadamente en el escenario actual no se ve ninguna fuerza capaz de corregir el rumbo de UDELAS. Se requerirá una verdadera cruzada, con el respaldo del Consejo Técnico Administrativo, para salvar lo que queda de salvable. La esperanza es que, como en toda institución, haya quienes no han doblado sus rodillas ante los dioses del nepotismo y la corrupción, y que posean la fuerza moral para tratar de fijar un nuevo derrotero a esa universidad antes de que sea demasiado tarde.

PERIODISTA.

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