• 16/09/2013 02:00

La moral de la guerra en la guerra...

La guerra, toda guerra, es inmoral por principio, causa y fin. Ir a la guerra para obtener poder hegemónico político, económico o ‘moral...

La guerra, toda guerra, es inmoral por principio, causa y fin. Ir a la guerra para obtener poder hegemónico político, económico o ‘moral’ es una inmoralidad primigenia. La violencia indica que se fracasa en la capacidad intelectual del diálogo como solución de controversias. Si no se tiene esa capacidad ninguna facción en disputa puede obtener la legitimación de la victoria o la razón de sus argumentos.

La guerra no la gana el más justo sino el más poderoso. Matar a cientos de miles, de cualquier forma que se lo haga, ya sea por crueldad o por ‘daño colateral’, para evitar la muerte injustificada de otros cientos de miles, no legitima ningún fin moral, porque la guerra no posee moral positiva. La guerra es mala.

La supuesta victoria en la guerra es una victoria pírrica, lo que se gana no vale la pena ni dura para siempre. Los países derrotados suelen, con el tiempo, ser más razonables, poderosos y más humanos que los que han vencido. La razón ganada por la guerra suele ser sostenida por las armas, no por la razón. La Historia nos enseña que los derechos de guerra, como justificación sostenida en el tiempo, a la larga mata lo que de humanos tiene la humanidad.

Ir a la guerra por un principio basado en la mentira y el engaño es el paradigma en que se fundamenta la inmoralidad de todas las guerras posteriores y durante el desarrollo de la guerra. Lo que ha destruido la guerra de Irak y su corolario: el campo de concentración de Guantánamo ha sido mucho más que lo ocasionado por la destrucción demencial de las Torres Gemelas.

Estados Unidos ha perdido, por más que se esfuercen los medios de comunicación y sus Think Tanks, el rol autoproclamado de potencia moral o de país excepcional.

No existe excepcionalismo alguno para los sobrevivientes amputados moral, física y psíquicamente de la guerra.

Hoy, el mundo se debate en un pluralismo global que pretende gobernarse por la falacia hipócrita de unas Naciones Unidas sumida en el cinismo democrático del veto que los supuestos vencedores de la última guerra mundial ejercen con la fuerza oligopólica de sus armas de destrucción masiva.

*MÉDICO.

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