• 01/01/2014 01:00

Mandela: líder inclaudicable

Son innumerables los escritos que se han publicado con motivo del deceso del mártir pacifista Nelson Mandela, quien, tras un encarcelami...

Son innumerables los escritos que se han publicado con motivo del deceso del mártir pacifista Nelson Mandela, quien, tras un encarcelamiento por más de 27 años, logró junto a su pueblo y con el apoyo de la comunidad internacional, ponerle término a la odisea discriminación racial en Sudáfrica.

Su liberación de la infame Isla Robben fue el resultado de no asumir el camino del rencor personal, sino el de aceptar el diálogo en la conciliación y la negociación que ofrecían los opresores que ante la lucha titánica de todo un pueblo por largos años, no podían darle la espalda a la comunidad internacional, y en consecuencia, ofrecían darle fin al apartheid.

Aquel hombre, cuyo nombre resonó en plenarias y ocupó lugar en resoluciones y en la Declaración General en La Habana 1966, para exigir su liberación, fue 30 años después, el primer jefe de Estado negro de un país que se sacudió del oprobioso racismo institucionalizado. Nelson Mandela fue un paradigma de la voluntad de los pueblos del llamado Tercer Mundo de terminar con órdenes injustas y alcanzar las aspiraciones de las mayorías oprimidas.

Sin embargo, cuán lejos e inalcanzable parecía entonces su liberación, en el momento que se consignaba en una de las resoluciones, cuando el 15 de enero de 1966 culminaba en La Habana la histórica Primera Conferencia de Solidaridad con los pueblos de África, Asia y América Latina a miles de kilómetros de allí, pero en una lúgubre celda solitaria, un célebre prisionero político, apenas iniciaba un cautiverio a perpetuidad, por luchar por una de las causas enarbolada en el encuentro de la capital cubana.

Se agregaba en el contenido de la referida resolución entonces, que continuaba, a pesar de la opinión pública internacional, practicando el racismo más diabólico del siglo XX.

Este sistema brutal y bárbaro, de entonces, conocido como apartheid, era responsable del aumento de la opresión sobre las 4/5 partes de la población de Sudáfrica, basado exclusivamente en el color de la piel.

Para entonces (1966) se estimaba que más de ocho mil dirigentes, cuadros y activistas revolucionarios de organizaciones de liberación nacional y sindicatos languidecían en la terrible prisión de Robben Island y otras, más de 50 presos políticos habían sido sentenciados a muerte, entre ellos el heroico dirigente sindical y del Congreso Nacional Africano (ANC) Vuyisile Mini, que fue hasta el cadalso dando los gritos de guerra de ‘¡Umkonto we Sizwe!’ (‘Libertad para la nación’) y ‘¡Amandia Ngaweth!’ (‘Poder para el pueblo’).

Lo que hay que destacar es que los acuerdos para ponerle fin a la segregación racial, fueron el resultado de la suma de muchos mártires que jamás claudicaron ante las arremetidas de las fuerzas represivas, como fue la conducta vertical de Nelson Mandela.

*ABOGADO Y PERIODISTA.

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