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El programa Escuela para Padres superó las expectativas
- 09/09/2024 10:00
- 08/09/2024 18:31
El despacho de la ministra de Educación, Lucy Molinar, es un espacio amplio y luminoso, decorado con un estilo sencillo y acogedor. Un gran escritorio de madera, que no usa, ocupa una parte de la oficina; prefiere atender a sus visitantes en una gran mesa de trabajo que contiene unos 12 puestos.
Rehúsa usar el escritorio porque siente que no se produce la conexión necesaria con sus visitantes cuando los atiende desde ahí. En la mesa se siente más cercana a la gente.
La ministra se caracteriza por su sencillez y espontaneidad. Un sinnúmero de personas, la mayoría docentes, la esperaba para reunirse con ella. “No se preocupen, que a todos los voy a atender”, dijo sonriente, al tiempo que se asomaba a la puerta que conducía a la sala de espera, una vez terminada a conversación con La Estrella de Panamá.
La disposición del mobiliario fomenta la conversación. La ministra se sienta de manera que puede mirar a sus interlocutores a los ojos, lo que refuerza su disposición a escuchar y a interactuar de manera genuina.
Durante la entrevista, a menudo se rio, algunas veces a carcajadas, y compartió anécdotas, creando un ambiente relajado que invitó a la apertura y la sinceridad.
Su vestimenta es sencilla, pero apropiada, con prendas que le permiten moverse con libertad y que reflejan su personalidad auténtica. Su maquillaje ligero resalta su naturalidad.
Aunque es informal en su trato, la ministra no descuida el protocolo. Sabe cuándo es necesario adoptar una postura más seria y cómo manejar situaciones delicadas con tacto. Su capacidad para equilibrar la formalidad con la calidez humana es una de las razones por las que la gente la respeta y la busca.
A medida que continúa recibiendo a quienes esperan su atención, su despacho se convierte en un espacio de diálogo y esperanza. “Esto es todos los días”, afirma un cercano colaborador de la ministra.
Una iniciativa que le apasiona y de la que habla con orgullo es la de “Escuela para Padres”. “Ese programa ha sido increíble”, afirma con entusiasmo y describe varias anécdotas sobre el particular.
Resalta, también, la puesta en marcha del programa One Computer per Chaild, el cual permitirá que cada estudiante de séptimo año en adelante, obtenga una computadora que le facilitará su proceso de aprendizaje.
Un tema que le hace cambiar el gesto alegre de su rostro, es el proceso que tuvo que enfrentar y que al final resultó sobreseída de todos los cargos. “Eso ha sido lo más difícil, terrible y más duro que me ha pasado en mi vida”, expresa quedito.
Pero, a pesar de esa amarga experiencia, ¿cómo fue que Lucy volvió a aceptar el mismo cargo?
Fue una decisión familiar. Cuando el presidente José Raúl Mulino me llamó para ofrecerme el cargo, me quedé pensando y le respondí que no había posibilidad, pero seguimos conversando y luego tomé la decisión de hablar con mi familia. Mis hijos pegaron un grito al cielo y respondieron un rotundo “no” y mi esposo indicó que tomara la decisión que más me hiciera feliz.
“Mamá, ¿cómo es posible que estés considerando ocupar de nuevo esa posición después de haber vivido todo lo que te hicieron”?, me preguntaron mis hijos. Fueron transcurriendo los días, tuvimos varias reuniones por Zoom, pues algunos no viven en Panamá, y al final todos coincidieron en que tomara la decisión que más me hiciera feliz. Y es que esto a mí me apasiona, siento que puedo hacer algo por la educación, y mi sueño es que podamos ser el trampolín para que los jóvenes lleguen a tener éxito en la vida.
¿Cuáles son las deficiencias que tiene la educación panameña?
Las deficiencias de la educación no están dentro del sistema educativo. Cuando la política se mete en las decisiones educativas, la educación termina en fracaso; cuando aquí se sientan ministros que vienen a complacer, cuando no hay una meta clara ni un camino bien trazado, cuando las decisiones institucionales se toman en el despacho del ministro, sin importar quién sea... el resultado es fracaso, porque, por ejemplo, ¿quién sabe enfrentar mejor los problemas de Bocas del Toro que los bocatoreños? Nadie.
Cuando el sistema se articula para ser parte de la toma de decisiones, nos equivocamos menos.
¿Cómo la pandemia afectó a la educación?
La pandemia nos cambió la vida a todos, para mal. Panamá fue el país que menos atendió a sus estudiantes, en el mundo. Esa es una estadística que nos debe martillar a todos en la cabeza.
Además, ese hecho inesperado nos dejó una huella en la salud mental y emocional a todos y eso se nota en las escuelas y si, encima, si académicamente, no atendemos a nuestros estudiantes, ¿qué se puede esperar?
Después hubo una sucesión de huelgas y otros acontecimientos que atentaron contra lo que se debe hacer en las aulas de clases... y eso tuvo consecuencias en la formación de nuestros estudiantes, porque un día perdido de clases no se recupera.
¿Qué grupos o sectores de la población están más afectados por la deficiencia en la educación?
Todo el mundo está afectado. Cuando un niño abandona el sistema educativo queda en la calle y se convierte en un problema que nos afecta a todos. Hay quienes dicen: “Mis hijos están en la escuela privada y están bien”... no, señores, todos estamos afectados.
¿Hay alguna reforma en camino para mejorar el sistema educativo?
Estamos construyendo una estructura institucional que facilite los procesos de cambio y que los haga efectivos; que no dependa del ministro de turno que haya cambios, sino que esa estructura tenga personalidad.
Nosotros hicimos la vez pasada un proceso de transformación curricular, acompañado del sector privado y de las universidades; hacíamos congresos por año para revisar cómo iba avanzando el tema.
Hay gente a la que le escucho decir: “Es que el sistema educativo es un desastre”, pero yo pregunto: ¿cuál es su aporte?
Hay un problema de falta de recursos para las escuelas, ¿qué se está haciendo para arreglar eso?
Existe un fondo para el mantenimiento de las escuelas que es el Fondo de Equidad y Calidad de la Educación (FECE). Hay escuelas que tienen muchísimo dinero y que los directores no usan, porque el sistema está hecho para que si alguien pone una denuncia y dice que se está robando los fondos, el director tiene que probar que no es así.
A muchos directores les da miedo usar ese dinero, porque el sistema está muy mal diseñado. Estamos, otra vez, copiando el sistema de compras del Canal de Panamá, que ya usábamos en mi administración pasada y funcionaba perfecto. Cuando me fui, lo dejaron de usar, y ahora lo estamos recuperando, y vamos a incluir las compras del FECE. Se trata de un sistema que facilita la vida, donde no hay discrecionalidad. Se seleccionan las empresas que tienen la capacidad de proveer y compiten por precio. Una vez las empresas entregan, el Meduca tiene treinta días para pagar. La Autoridad del Canal nos está ayudando otra vez. Se trata del sistema más transparente de compra que nos va permitir darle el mantenimiento requerido a las escuelas.
¿Qué papel juegan las tecnologías de la información y la comunicación en su estrategia?
En mi administración pasada desarrollamos un proyecto que se llamaba “Entre Pares”... Era un sistema de capacitación en el que identificamos a un grupo importante de docentes, los más avanzados en el tema tecnológico, y ellos capacitaron al resto. En ese momento, Panamá fue el segundo país del mundo de los que tenían a todos los docentes capacitados en las herramientas básicas de uso de tecnología en el aula. Empezamos el segundo nivel, que quedó casi terminado, y ya íbamos a empezar el tercero, cuando me fui... Teníamos diseñados cinco niveles de capacitación. La idea era que al proyecto se le diera continuidad, porque eso iba a permitir que, por ejemplo, en la pandemia no hubiéramos tenido un solo día de pérdida de clases, como sucedió en Uruguay, que estaba muy bien preparado.
Se trataba de un programa que no era mío, sino que el sistema vio que era bueno, que funcionaba, y lo adoptó. Cuando me fui, lo suspendieron porque dijeron que eso “olía a Lucy”. Lo eliminaron y mira las consecuencias que hemos tenido.
Hoy [jueves 5 del presente] firmaré un acuerdo con los que llevaron adelante el programa “One Laptop per Child” (Una laptop por niño), en Uruguay.
El próximo año comenzamos con la entrega de computadoras para los estudiantes, de séptimo grado en adelante y a todos los docentes, lo que irá articulado con un proceso de capacitación docente, con el fin de reentrenar a quienes ya habíamos capacitado, y entrenar a los que en ese momento no estaban.
Precisamente, tengo una pregunta sobre el tema: ¿cómo se está capacitando a los docentes para enfrentar los retos actuales?
Hay una disposición muy grande de parte de los docentes. De esos que se llamaron “Entre Pares”, ya hay un grupo de 60, que se han convertido en los líderes. Ellos, a su vez, van a capacitar a los capacitadores, que van a ser mil 500, que en el verano van a entrenar al resto de todos los docentes en el uso de tecnología en el aula. Todos los docentes del país recibirán capacitación en tecnología en el verano que se aproxima.
Eso en lo que se refiere al tema tecnológico, pero en términos generales, ¿hay más planes de capacitación para los educadores?
Sí. Estamos reestructurando todo lo que vamos adelantando. En esta oportunidad, en lugar de hacer una transformación curricular de arriba hacia abajo, la estamos desarrollando de abajo hacia arriba. Estamos articulando en redes a todos los docentes de español, de ciencias, de matemáticas, ciencias sociales, química y física. Ellos tienen una página donde se van a comunicar para hablar de lo que están haciendo. Van a tener sus foros como una manera de intercambiar resultados y experiencias.
En la mano izquierda y derecha del foro hay un renglón que dice “Innovaciones Pedagógicas” e “Innovaciones Curriculares”, respectivamente. De ahí, de la propuesta de los docentes, saldrán los cambios que vamos a implementar el otro año. Vamos a ir subiendo de nivel cada año, pero con la participación de todos los docentes. Al final, quienes saben cómo funciona y quienes están en el aula, son los docentes.
El 50% del fracaso del estudiantado radica en que no sabe digerir lo que lee, ni comunicar lo que aprende. Si al muchacho se le presenta un texto, muchas veces no sabe interpretar lo que lee. Entonces, el español es una materia clave para todos; es por eso que estamos trabajando en un plan operativo anual para que el otro año haya muchos espacios en los que los estudiantes puedan desarrollar habilidades comunicativas en todo el país.
Hay una ilusión muy grande. Tenemos que empezar desde preescolar. La gente se siente parte del proceso.
¿Cuál es el papel de los padres en todo esto? Háblenos acerca del Programa Escuela para Padres.
Nos encantan las recetas. Esa pregunta me la han hecho y siempre evado contestarla.
¿Por qué?
Porque la gente cree que alguien tiene que decirnos lo que tenemos que hacer como padres y eso no es así. Tenemos que ser todo para nuestros hijos. No es un tema de tiempo, sino que hay que tener presencia. No es un tema de que tengo que estar todo el día pegado a él, la presencia significa estar para mi hijo. Yo puedo no estar físicamente, pero mi hijo debe saber que si me llama o me escribe, porque me necesita, contará conmigo, así sean las 3 de la mañana, debe saber que me levantaré y lo voy a escuchar.
El niño tiene que saber que “mi papá y mi mamá me quieren”... Estamos viendo muchos problemas de salud mental, muchos; y cuando se jala un poco el hilo de esos problemas de salud mental, todos terminan en la necesidad de afecto que tenemos todos los seres humanos. Cuando un niño es violento en la escuela con sus compañeros y se comienza a escudriñar sobre las razones de ese comportamiento, nos damos cuenta de que se está desquitando de la falta de amor.
Igual que los que se van con las pandillas...
Sentido de pertenencia. ¿Cómo enfrentamos eso? ¿Dándole un sermón a los papás? ¡No! Hicimos un taller, hay gente que no entendió, pero esa gente tiene otro problema mayor; no he encontrado a nadie que no se haya sentido conmovido como consecuencia de ese taller. Enfrentamos a los padres con su propia realidad, con sus propias prácticas.
Si no les decimos a nuestros hijos que los queremos, no van a saberlo. Estamos perdiendo las relaciones humanas porque estamos muy ocupados.
El programa, concretamente, ¿en qué consiste? ¿El ministerio se encarga de dictar los talleres?
Los talleres los da el consejero de cada grupo. Fueron desarrollados por psicólogos y orientadores del Meduca. Los ensayamos con gente del ministerio, los volvimos a ensayar, se hicieron, se deshicieron, se volvieron a hacer... Fueron muchas pruebas que hicimos antes de lanzarlos. Tienen una secuencia... el siguiente taller es consecuencia de lo que extrajimos de los padres durante la primera sesión. El próximo taller tiene una particularidad y es que lo vamos a hacer juntos, papá e hijo, para luego cerrar el año, revisar los resultados y proyectar el otro año. Estamos organizando ahora otro taller, ideado por los líderes estudiantiles. Ellos van a dar un taller para todos los estudiantes del país. Un taller hecho por estudiantes para estudiantes.
¿Cómo fue la reacción de los padres en ese primer taller?
Fue impresionante, superó todas nuestras expectativas. Hubo padres que les escribieron cartas a sus hijos, se presentaron sugerencias de iniciativas para hacer en casa, porque ellos participaron en el taller, pero sus hijos no. Si una determinada acción no la han hecho nunca, no pueden llegar a la casa pretendiendo que todo va a cambiar. Definitivamente que no, pues tienen que explicarles a sus hijos. Hay historias muy bonitas de conversaciones que se han dado en familia y que antes del taller no sucedían.
Algunas escuelas han decidido que van a hacer talleres todos los meses por los resultados obtenidos... y eso es grandioso.
¿Está abierta su administración a colaborar con organizaciones no gubernamentales y el sector privado para mejorar la educación?
Ahora mismo soy la bruja del barrio para muchos. Lo asumo, lo tengo bien asumido. Te explico: Meduca era como un gran barco que navegaba, pero no sabía hacia dónde iba, no tenía dirección. Mucha gente, con muy buenas intenciones, creó programas para aportar a la educación, porque veía cómo andaba esto. Aquí hay más de 140 programas de gente que quería hacer cosas. Hay unos muy buenos y muy altruistas, porque hay quienes donan su tiempo, hay otros que no son tan buenos, y algunos que son un gran negocio.
No es imposible administrar un barco en 140 direcciones, porque, al final, no se llega a ningún lado. Me ha tocado frenar muchas de esas iniciativas particulares, porque si no, no le damos forma institucional a esto. Hay algunos que no están muy contentos, porque los tuve que frenar, debido a que se trataba de una inversión muy grande para una cobertura muy pequeña... Hemos tenido que frenar eso para insertar los esfuerzos en la institución global que estamos creando a través de las redes... para que los beneficios les llegue a todo el mundo.
¿Cuál es su visión a largo plazo para el sistema educativo panameño? ¿Qué espera?
Sueño conque Panamá cuente con un sistema educativo que le dé la herramienta a la gente para que tenga éxito en la vida. Sueño con un sistema educativo actualizado, moderno, abierto, que sea el trampolín de cada estudiante que quiere surgir. No quiero que tengan éxito solo en matemáticas, porque no es suficiente; deseo que tengan éxito, además, en habilidades para enfrentar la vida. Para eso, estamos haciendo un esfuerzo para lograr una reestructuración orgánica de las instituciones.
Quiero dejar una institución blindada de la cosa política, de los negocios personales y de la lucha gremial.
¿Cómo van las relaciones con los gremios?
Han sido respetuosas. Me conocen, los conozco, solo les he pedido que, no importa lo que pase, no podemos sacrificar más a los estudiantes. Ya ellos han sufrido suficiente las consecuencias.
¿Qué medidas concretas propone Lucy para mejorar la calidad de la educación panameña?
Tenemos que actualizar todo. Actualizar la metodología, la dotación de herramientas en las aulas, la capacitación docente... Ponernos al día para después soñar.