El torrijismo más allá...

Actualizado
  • 11/10/2008 02:00
Creado
  • 11/10/2008 02:00
PANAMÁ. A 40 años de un golpe militar que produjo 21 años de gobiernos militares, distintos, 13 de Omar, un extenso período de hechos n...

PANAMÁ. A 40 años de un golpe militar que produjo 21 años de gobiernos militares, distintos, 13 de Omar, un extenso período de hechos negativos, para algunos; períodos de cambios profundos que conllevaron, una mayor inclusión de los sectores medios y populares en el quehacer nacional, política, social, económica y culturalmente.

Habiendo estado íntimamente vinculado al principal gestor ideológico, conocerlo tan de cerca, trabajar a su lado, observar sus motivaciones, me permiten un análisis sobre su pensamiento y conducta como militar, como gobernante luego; ni más ni menos que la creación de ese “torrijismo” que hasta hoy permanece, amoldado a las circunstancias del país.

Estoy al lado de Omar, desde que él era un mayor. Observo de cerca cómo se va tornando un hombre social, que horizontaliza su calor hacia los pobres; su obsesión para beneficiar a los que menos tienen. Tal vez no fue fácil para Marcos McGrath decir en su funeral: “Omar tuvo el espíritu de misericordia del Señor, amó a los pobres no sólo de Panamá sino del Tercer Mundo”. Lo dijo, y fue un gran gesto espiritual, no siendo amigo. ¿Por qué pese a ser un golpista inicial, derrocar injustamente al doctor Arias, luego aglutinar a izquierdas, centros y derechas, brillantes, a su lado? Illueca, Diógenes De La Rosa, Rómulo Escobar, López Guevara, Eduardo Morgan o Hernán Porras, por citar algunos, no habrían trabajado y aceptado su liderazgo de no respetarlo. Tampoco Willy Brand, Felipe González, Olof Palme, Fidel.

¿Pese a ser un militar golpista, un dictador, “confeso y converso, pero un fenómeno irrepetible”, según Felipe González, ¿cómo se convierte en semejante líder? Creo que de él podríamos aprender, no sólo los del PRD, sino todo panameño con ambiciones políticas. Explorarlo sociológica y psicológicamente. Interpretar sus características: Hablar muy poco, escuchar muchísimo. Observar atentamente los rostros y sentimientos. Su profunda compasión con los pobres. Promover a empresarios, pero no caer en las redes del halago mentiroso, ni esperar dinero para él; no buscar cuentas bancarias personales. Sentido humanitario, disfrutar íntimamente creando escuelas rurales, ofrecer becas y préstamos a los panameños, darles oportunidad de crecer, emocionarse con los campesinos, oírlos atentamente, respetar las ideas, por más opuestas entre ellas (sus gabinetes eran la prueba). Coraje, como retornar de México para enfrentar el golpe interno. Solidaridad internacional, entendiendo que somos una comunidad entrelazada por problemas comunes. Lo conoce el mundo, lo quieren en Belice, Managua una gran plaza tiene su nombre. Muestra amor por el futuro de la niñez y los sin voz. Son algunas virtudes de Omar; por supuesto tenía muchos defectos.

Me autointerrogo: Si así era Omar, buena gente, ¿por qué los crímenes y desapariciones durante su mandato? Tiene objetivamente esa responsabilidad moral. Sin justificaciones, tengo una explicación, estuve cerca de él: Omar inicia gobierno contra muchos frentes opuestos: No tenía partido ni bases populares, derechas e izquierdas, y Estados Unidos lo enfrentaban, hay guerrillas urbanas y rurales, todo está en contra, incluso dentro de los cuarteles conspiran para sacarlo, Boris Martínez primero, luego Sanjur y los coroneles derechistas, con la Cía. y la COP. “El primer deber de un gobierno es no caerse”, lo sabe. Nombra gente respetable, Materno Vásquez, en Gobierno y Justicia; Palacios Parrilla en la Corte Suprema. Omar no mandaba a cometer crímenes. ¿Qué habría pasado si ante el primer desmán de los oficiales que hacían la táctica, reprimían directamente, un magistrado, procurador o fiscal, hubiese renunciado o denunciado ante el primer hábeas corpus un crimen o desaparición? Todo habría sido diferente. Pero callaron. Y Omar necesitaba gobernar, ¡miremos lo que se obtuvo con él!? Pronto llega el lobby internacional por los tratados. Menos tiempo tiene de estar supervisando lo interno (¡se me salieron los pollos del gallinero Roberto!), me dijo regresando de Washington). “Por sus hechos los conoceréis”: Omar mostró su alma pacífica y dialogante en varias cosas: cuando fue de capitán con tropas a sofocar las guerrillas juveniles del Cerro Tute del 58, ordena no dispararle a esos muchachos. Lo hieren a él, lo evacúan, mandan a Boris, reprime rápido, pero con muertos. En el caso Gallego, lo expliqué ante su hermana Edilma, atiende el pedido de monseñor Legarra, ante el amigo común Hermes Carrizo, que regrese Héctor Gallego, seminarista, al país, negada su visa de retorno por el G-2. El religioso vuelve a Santa Fe; meses después lo secuestran cobardemente. Tal hecho coincide con la muerte de mi tío José María Torrijos. Él no ordenó semejante crimen. Mucho hay por averiguar, también mucho Omar.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus