Este evento que se vio fundamentalmente desde América, empezó sobre la medianoche de este viernes 14 de marzo y llegó a su máximo sobre las 3 de la mañana,...
- 11/05/2009 02:00
- 11/05/2009 02:00
PANAMÁ. Después de más de cinco horas de viaje llegamos a Darién. Estando en Metetí fuimos a un puesto para abastecernos de frutas y verduras para los cinco días que estaríamos en esta provincia.
Teníamos que llegar a Puerto Kimball donde tomaríamos un bote para arribar a La Palma y después seguir a nuestro centro de operaciones en Punta Patiño. Pero antes de hacer este recorrido camino a Puerto Kimball, nos detuvimos en las instalaciones de la emisora darienita Voz sin Frontera.
Fuimos recibidos de manera muy cordial por los trabajadores, locutores y secretarias, que por alguna razón ahora van más a misa, principalmente los hombres.
Queríamos conversar acerca del trabajo que se realiza en esta emisora, y nuestros ya considerados amigos nos remitieron con la nueva directora de programación. Nos hicieron pasar a su oficina. Al primer contacto con nuestros ojos fue una sor.. presa. La nueva directora es una monja, cuya espiritualidad competía poro a poro con la belleza sin fronteras, que nos deslumbró.
Tanto, que no nos atrevimos a preguntarle su edad. Olvidé decir que después del saludo y un “depende”, aceptó que la entrevistáramos. Sólo tenía ocho días de estar en Darién —pero todo el mundo hablaba de ella—.
“Sor María Leonor Moncada Gaitán, es mi nombre, pertenezco a la Congregación Siervas Misioneras de Cristo Rey con sede en Nicaragua”. Su labor de evangelización la alterna con el trabajo en la emisora. Revisa la programación, la mayor parte sobre temas religiosos para mantener la fe en la audiencia.
Al preguntarle si ya antes conocía Panamá y por qué estaba en Darién, caí en cuenta que su voz podía encantar hasta serpientes, no sólo almas. “Es mi primera experiencia en Panamá. En esta región se necesita de muchas personas que hablen de la Palabra de Dios. Es un lugar muy bonito y acogedor que se identifica con la misión”, dijo.
Tres monjas más la acompañan. “Esto hace que nos acerquemos más a las personas y las invitemos a asistir a las misas y a involucrarse más con las actividades de la iglesia”.
“Me siento como en casa, la gente es muy acogedora, estamos en lo que nos gusta”. Era miércoles, lo último que recuerdo que le pregunté fue si había misa más tarde...