América Latina, en segundo lugar en maternidad adolescente

Actualizado
  • 25/09/2020 10:26
Creado
  • 25/09/2020 10:26
La ONU estima que en la subregión el 15% de todos los embarazos ocurre en adolescentes menores de 20 años y 2 millones de niños nacen de madres con edades entre los 15 y los 19 años

América Latina y el Caribe continúan siendo las subregiones con la segunda tasa más alta en el mundo de embarazos adolescentes. Se estima que en la región el 15% de todos los embarazos ocurre en adolescentes menores de 20 años  y 2 millones de niños nacen de madres con edades entre los 15 y los 19 años, según un reciente informe publicado por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

La tasa mundial de embarazo adolescente se estima en 46 nacimientos por cada 1,000 niñas, mientras que las tasas de embarazo adolescente en América Latina y el Caribe continúan siendo las segundas más altas en el mundo, estimadas en 66.5 nacimientos por cada 1,000 niñas de entre 15 y 19 años, y son sólo superadas por las de África subsahariana, precisa el informe "Acelerar el progreso hacia la reducción del embarazo en la adolescencia en América Latina y el Caribe" de las Naciones Unidas.

"La región de América Latina y el Caribe ocupa el segundo lugar en cuanto a maternidad adolescente con 62 nacimientos por cada 1,000 niñas adolescentes entre 15 y 19 años y quienes por lo general viven en situación de pobreza y con un limitado acceso a servicios sociales básicos", señaló Harold Robinson, director de la Oficina Regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para América Latina y el Caribe, en su declaración en la "Semana de la Prevención del Embarazo Adolescente".

Destacó que la maternidad es un motivo de celebración y realización para muchas mujeres. Sin embargo, "hay un momento para ser madre", pero "la adolescencia no es el momento adecuado".

Expresó que la maternidad en la adolescencia, en la mayoría de los casos trae consecuencias negativas e irreversibles. "Todo el proyecto de vida de la adolescente cambia, su dependencia económica se incrementa y sus perspectivas educativas y laborales se evaporan", expresó.

Según Robinson, para muchos la situación es preocupante, no solo por las consecuencias inmediatas que esto trae para las niñas y adolescentes, sino por la pérdida de sus oportunidades de desarrollo, así como  por los altos costos económicos que tiene el embarazo temprano para el Estado y la sociedad. 

La ONU estima que el costo de cada embarazo adolescente en América Latina y el Caribe alcanzó, en 2018 en promedio, el equivalente a $1,210 anuales.

Precisó que este número considera lo que las mujeres dejan de ganar porque trabajan menos, porque trabajan en empleos peor remunerados y porque, al ganar menos también pagan menos impuestos.

Dicha cifra multiplicado por el millón y medio de embarazos adolescentes anuales equivale a pérdidas de oportunidades para las madres jóvenes y para los estados superiores a $1,800 millones anuales. 

Asimismo indicó que no debe sorprender que la situación se haya agudizado por la interrupción de los servicios de salud sexual y reproductiva causada por la pandemia de la covid-19.

"En muchos países los centros de salud cerraron y la disponibilidad de recursos financieros para la ejecución de  programas de salud sexual y reproductiva para adolescentes y jóvenes, quedó restringida", dijo.

El representante de la ONU reconoció los esfuerzos que han hecho los países en la formulación de planes nacionales de salud reproductiva y desarrollo en América Latina y el Caribe; sin embargo, es muy importante  monitorearlos y evaluarlos, en base a la evidencia disponible.

"Esto nos permitirá revaluar las intervenciones que no funcionan, incluidas las campañas, y reforzar aquellas que han arrojado resultados positivos para llegar, de un modo eficaz, a los adolescentes que viven en condiciones de vulnerabilidad, especialmente aquellos pertenecientes a comunidades más pobres,  indígenas, afrodescendientes y migrantes", manifestó. 

Indicó que probable que a partir de esas revaluaciones podamos asegurar que los recursos sean invertidos en acciones concretas cuya eficacia sea comprobada, y se formulen programas sostenibles en el tiempo y a gran escala.

Adicionalmente, agregó, es importante darle prioridad a las zonas geográficas y segmentos socioeconómicos de mayor prevalencia, así como a los países que se encuentran en situaciones frágiles y de crisis humanitarias. Todo ello permitirá crear un ambiente propicio para la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las adolescentes. 

"Si estos compromisos se aplican con rigurosidad, sin lugar a dudas se contribuirá a la reducción del embarazo adolescente y se brindará un importante apoyo para que las niñas y adolescentes ingresen a la vida adulta como ciudadanas empoderadas, conocedoras de sus derechos y con mejores oportunidades para desarrollar todo su potencial", remarcó.

La "Semana de la Prevención del Embarazo Adolescente” se conmemora esta semana en la región con el objetivo de evitar las consecuencias del embarazo no planificado en este grupo etario.

En este esfuerzo, el Fondo de Población de las Naciones Unidas hace un llamado urgente para que los gobiernos de la región apliquen estrategias y medidas inmediatas enfocadas en la reducción del embarazo adolescente, pues se trata de uno de los desafíos de las crisis más severas que ha vivido la región que hay que atender, pero también la gran oportunidad de encontrar nuevos caminos de desarrollo humano y económico.

"El llamado es a no quedarnos inmóviles y no dejar a nadie atrás. Todos —autoridades, asociados regionales, sociedad civil, sector privado, social, educativo y sanitario, comunidades y padres— debemos sumarnos de manera urgente hacia la aceleración del progreso para la reducción del embarazo adolescente. Nuestras niñas y adolescentes necesitan que las apoyemos y les ofrezcamos oportunidades reales. Ella, como todos, merece gozar del ejercicio pleno de sus derechos y libertades fundamentales", puntualizó Robinson.

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