A 54 años de un magnicidio: Remón C.

Actualizado
  • 02/01/2009 01:00
Creado
  • 02/01/2009 01:00
PANAMÁ. José Antonio Remón Cantera cubrió una página importante de la historia republicana que se remonta a principios de los 40 cuando...

PANAMÁ. José Antonio Remón Cantera cubrió una página importante de la historia republicana que se remonta a principios de los 40 cuando formaba parte del cuerpo de oficiales de la Policía Nacional.

Fue en esa época cuando se produjo el primer golpe de Estado, en el año 41, contra el doctor Arnulfo Arias, hecho efectivo por el comandante Rogelio Fábrega, que hizo evidente la influencia de la Policía en los asuntos de la nación. Esa influencia fue creciendo y ya para fines de la década el poder del coronel Remón era tal, que fue el protagonista principal de la crisis que llevó a la silla presidencial a varios políticos panameños. Muerto el presidente Domingo Díaz, su vicepresidente Chanis fue puesto fuera del poder por conflictos con el coronel Remón. Le sucede don Roberto F. Chiari, pero este decide abandonar la Presidencia cuando la Corte Suprema confirma que su ejercicio es ilegal. Remón recuenta los votos y reconoce el triunfo del doctor Arias en el 48, llamándole al poder.

En el año 51, Remón derroca a Arnulfo y se prepara para tomar directamente la Presidencia de la República mediante una elección presidencial.

En efecto, al frente de la Coalición Patriótica Nacional Remón gana las elecciones del 11 de mayo del 1952. Y convierte a la Policía en Guardia Nacional. Dominó todas las esferas del poder, incluso a la prensa. Y hubo protestas por abusos contra las libertades personales.

Se le recuerda sobre todo por el Tratado Remón-Eisenhower, normalmente considerado como un avance en las relaciones Panamá-EEUU, aunque algunos sectores le han criticado considerándolo un arreglo de la clase burguesa para obtener mejores privilegios en la Zona del Canal.

El coronel Remón Cantera fue reconocido por su posición anticomunista, como aliado de EEUU y por luchar contra la narcomafia a la que se le atribuye, precisamente, su asesinato, cometido el 2 de enero de 1955, en el Hipódromo Juan Franco, al parecer por el norteamericano Irving Lipstein, mafioso, a quien se detuvo y dio positivo en la prueba de parafina, pero fue extrañamente liberado por una orden sin firma. El crimen terminó en un juicio espurio contra el vicepresidente Guizado, a quien se condenó por el hecho. Nunca se ha aclarado la verdad de este caso.

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