Las casas de quincha, estampas campesina

LOS SANTOS. Viajando hacia el Canajagua, en una mañana soleada, la brisa acaricia las verdes llanuras de la tierra santeña, y a lo lejos...

LOS SANTOS. Viajando hacia el Canajagua, en una mañana soleada, la brisa acaricia las verdes llanuras de la tierra santeña, y a lo lejos en una loma, se ve como una pintura, perfecta ante la vista del hombre, una casita curiosa, símbolo del hogar del campesino de antaño: es una casa de quincha, que entre árboles de mangos y tamarindos, con hamacas y banquetas, y que con el canto de los gallos, te invita a pasar a ese mundo sencillo pero pintoresco que es la cultura del montuno.

La casa de quincha es otro de los elementos auténticos del campesino panameño, especialmente de la región central del país, hecha de una mezcla de tierra, paja y agua; con cañazas y estacones. Representaba —y todavía lo hace— el hogar perfecto para miles de interioranos que veían consumada su ilusión al ver erigida esta casa, que es humilde, que es sencilla, pero que también es hermosa y única.

Calidez es la palabra ideal para descifrar a esta vivienda campesina, fresca para vivir, cómoda y acogedora.

El proceso para su construcción es todo un ritual digno de una cultura arraigada a sus tradiciones.

LA JUNTA DE EMBARRA

Para la construcción de una casa de quincha o de barro, como le llaman la mayoría de los campesinos, todo inicia con la víspera, cuando se moja la tierra.

Para la mezcla de este material, se utiliza tierra arcillosa, paja —que por el campo le dicen ‘paja china’— o paja de arroz y agua.

En otro punto del ‘convite’, las mujeres realizan algunos preparativos en la comida y en la bebida para el día siguiente. La víspera de junta es el día sábado. Llega el gran día, es domingo, los hombres preparan la mezcla con los pies, entre gritos, salomas y, por supuesto, tragos de aguardiente.

La estructura de lo que será la casa está levantada con horquetas de macano o árbol de María, y para ‘enjaularla’ (armar la casa), se utilizan cañazas y bejucos llamados ‘mariquita’.

Después de embarrada la casa, las banderas que por lo general colocan en la ‘hilera’ (punto más alto del techo) de la casa; son utilizadas para la fiesta que es amenizada con tambores, violines y acordeones.

DATOS CURIOSOS

Angel Peralta, conocedor del tema, nos dice que para unir la estructura con el suelo, se colocaba un ‘injerto’, hecho del corazón del árbol de macano.

En el caso de las horquetas, son cuatro las principales, unidas en la parte superior por maderos de igualmente de macano o de cedro, a esta unión se les llama ‘cadenas’.

Un dato muy curioso es la técnica que utilizaban nuestros campesinos para ‘repellar’ y ‘blanquear’ las casas de barro. Utilizaban un poco de tierra blanca cascajosa, estiércol de ganado vacuno y ceniza, hacían una mezcla y ésta servía como sello y como pintura para las viviendas.

Los pisos eran de ladrillos, y en la mayoría de los casos al lado de las casas de quincha se les construía un alero o lima para colocar los instrumentos de trabajo.

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