El Festival de Debutantes se realizó el 5 de julio en el Club Unión de Panamá. Es organizado por las Damas Guadalupanas y se realiza cada año para recaudar...
- 03/06/2012 02:00
Las palabras del presidente contradicen una tendencia deshojada cada cinco años: el candidato continuista termina barrido. Hablamos de tendencias probables, pero infaltables en cinco gobiernos democráticos. Evidencian una terca resistencia en ajustar para barrer deficiencias burocráticas. Al segundo semestre, las dudas empiezan a rondarlos. En cada debate, los desechos recientes no alcanzan para ocultar la hojarasca del escándalo anterior. Medios implacables no cejan de explotarles errores y regatear triunfos. Al unísono, y en las sombras de Palacio, se cuece un fenómeno grupal: ministros y presidente comparten lealtades momentáneas y traiciones permanentes. Se cohesiona una alianza emocional y racional que trasciende la suma de individuos. El grupo deviene en una extensión de la visión del mandatario. Hasta aquí, nada anuncia la escoba. Sólo aquel entender al grupo como extensión de sí mismo, explica esta dependencia hacia una lealtad, enfermiza cuando interfiere gobernabilidad y continuidad futura. Una alta aprobación inicial pone a soñar con repetir. A poco, cae. Derrapa en el bullicio de la silbatina popular y el rechazo a la reelección. Así mandatario y ministros terminan hermanados y compartiendo una definición acomodaticia de la arena política: ‘ellos’ victimarios y difamadores, contra ‘nosotros’, los salvadores del pueblo. Desempolvan unos chivos expiatorios: medios independientes, opositores, sociedad civil, gremios beligerantes. En vez de abrillantar oxidadas capacidades técnicas y políticas que constituyen el fondo del problema, prefieren ocultar bajo la alfombra viejas resistencias. Asumen reacomodos cosméticos, ninguno que amplíe capacidades para gobernar y oportunidades ante la elección inminente. Ricardo Martinelli, un osado que no dudo personificar a Santa Claus, trajo el humor a una política aburrida. Candidatazo cuya victoria mereció, incluso libro. Como presidente, gran realizador. Ese mismo, temeroso de buscar una verdad superior, o al menos ensayar una distinta, resbala hacia la tentación conservadora. Y puntual como sus 4 antecesores, tomado de la mano por esta devoción con su pasado, transita hacia la piedra del sacrificio. Sí Presidente, continuismo es sinónimo de democracia. También, inmovilismo, de derrota electoral como destino fatal.
INVESTIGADOR DE MERCADO