Los dos intentos de Colombia por vender a Panamá en $50 millones

La historia detrás de la separación del 3 de noviembre de 1903 revela que Colombia decía que los panameños éramos revoltosos, y que con la venta del istmo pretendían pagar deudas y construir un ferrocarril que uniera a Bogotá con los dos océanos

La avaricia colombiana y el rechazo del tratado Herrán-Hay forzaron la separación de Panamá de Colombia, el 3 de noviembre de 1903.

Investigador de la historia nacional y miembro de la Comisión Nacional de los Símbolos de la Nación.

Documentos clasificados en actas del Congreso de Colombia del siglo XIX plasmados en las obras de Ernesto Castillero y Catalino Arrocha Jaén demuestran que la República de Colombia, en ese entonces, pretendió en dos ocasiones vender al istmo, parcial o totalmente, a un precio entre 25 millones y 50 millones de dólares, que en esa época se contaban en oro.

Estados Unidos, Francia e Inglaterra eran los potenciales compradores, porque mostraron su interés en construir una vía por Panamá para unir los dos océanos. El primer intento de venta fue a mediados del siglo XIX, mientras que el segundo intento se dio a finales del mismo siglo. Ambas propuestas fueron discutidas preliminarmente en el Congreso colombiano, pero no llegaron a concretarse y fueron archivadas.

Colombia tuvo la intención de vender a Panamá para pagar la deuda externa y construir un ferrocarril que comunicara Bogotá con las dos costas (Pacífico y Caribe). “Ellos (Colombia) decían que Panamá algún día se los agradecería... Decían que los panameños éramos revoltosos, y con todos los problemas que dábamos era mejor vendernos”, contó el investigador en historia nacional y miembro de la Comisión Nacional de los Símbolos de la Nación, Vladimir Berrío-Lemm.

En 1850 surgió la primera intención de venta del istmo. Casi 50 años después (1898), surgió nuevamente la idea, en medio de la guerra civil de mil días. “Como si fuéramos cosas”, agregó el investigador.

En 1821, después de independizarse de España, Panamá decidió unirse voluntariamente a Colombia para evitar una reconquista. Los panameños eran pocos y no tenían ejército ni una flota de guerra para defender la independencia, y decidieron unirse a la República de Colombia, que abrazaba el sueño de Simón Bolívar de conformar una gran confederación que uniera las antiguas colonias españolas para protegerse entre sí.

Panamá estaba en un sitial muy importante en los planes de Bolívar, el “Libertador de América”, que pensaba convertirla en un punto céntrico entre dos vastos continentes del nuevo mundo. En el momento en que asumieron esa decisión, Bolívar estaba ganando las batallas sostenía y los panameños estaban deslumbrados por el sueño del libertador de América. Pero, en 1830 muere Bolívar, y su misión de conformar una gran nación fuerte y poderosa para defenderse del colonialismo español no pudo completarse.

En más de ocho décadas de pertenecer al territorio colombiano hubo muchos problemas: seis guerras civiles que azotaron el territorio, incluyendo a Panamá, que estaba sumida en la pestilencia y la pobreza, y acumulaba resentimientos y desconfianza de los colombianos por sus acciones egoístas.

Entre ellas está la “Guerra de los Supremos (1839-1842)” donde Tomás Herrera logró la separación del istmo. Pero, concluida la guerra, nuevamente el istmo aceptó unirse a los colombianos para evitar una “matanza” en una reconquista. Hubo otros ocho intentos de separación, aunque, en Colombia se contabilizan 25, dice Vladimir Berrío-Lemm, lo que era considerado como actos revoltosos, que se habían convertido en un problema para el Gobierno de Colombia.

La gota que derramó el vaso de agua de la paciencia de los panameños fue el rechazo del tratado Herrán-Hay para la construcción del Canal de Panamá. El 12 de agosto de 1903, el senado colombiano rechazó tajantemente el tratado, que era la última esperanza para salir de la debacle en la que había quedado Panamá, por las guerras civiles.

Las pretensiones de los colombianos iban más allá de lo que cualquier nación podría soportar. Las actas del congreso que son documentos clasificados y a los que pudo tener acceso el historiador y escritor Ernesto Castillero Reyes, revelaron las intenciones detrás del rechazo del tratado Herrán-Hay.

La persona que redactó el acta dejó establecida la necesidad de rechazar el tratado con la excusa de que se trataba de un tema de soberanía. Pero, según el documento, al año siguiente vencía la prórroga de la concesión que se le había dado a la compañía para la construcción de la obra canalera, y la idea era rechazarlo para renegociar el tratado con beneficios extraordinarios para Colombia.

El tratado establecía $40 millones oro para la nueva compañía del Canal de Panamá. A Colombia se le pagarían $10 millones oro por dejar de usar el territorio donde se iba construir la obra y una anualidad de $250 mil oro por el ferrocarril. Colombia, sin embargo, quería todo para ellos en un nuevo tratado. “No más, dijeron los revolucionarios panameños, y se creó la Junta Revolucionaria de Panamá”, explicó Berrío-Lemm.

La separación fue planeada para el 28 de noviembre, la misma fecha en que Panamá se había unido a Colombia. Pero las posibilidades de lograrla eran pocas: Panamá era un pueblo pequeño y débil, que no tenía armas para enfrentar a Colombia. Entonces se pensó en solicitar apoyo a Estados Unidos, que estaba en medio de una elección presidencial, como la que se vive actualmente. En ese momento, al presidente estadounidense Theodore Roosevelt lo que menos le interesaba era Panamá.

El cónsul estadounidense informó al Departamento de Estado que se estaba fraguando la separación de Colombia. Cuando el presidente estadounidense se enteró, envió un cable al embajador de Estados Unidos en Bogotá para que comunicara al mandatario colombiano José Manuel Marroquín, lo que estaba ocurriendo.

Al amanecer del 3 de noviembre de 1903, dos barcos colombianos (Cartagena y Alexander Bexio) estaban en las costas colonenses con un ejército de 500 soldados: la separación se complicaba. Los panameños empezaron a echarse para atrás por temor a que ocurriera una masacre. María Ossa de Amador, sin embargo, impulsó a su esposo Manuel Amador Guerrero, artífice de la separación, que estaba en pánico por la presencia del batallón, a concluir lo que había empezado: “si nos matan, que nos maten”. Lo demás es historia.

Berrío-Lemm aclaró que Estados Unidos no participó en la separación de Panamá de Colombia. “Dicen que Estados Unidos intervino porque había barcos de guerra preparados para el momento, pero le puedo decir que no fue así”, aseguró el investigador de la historia nacional.

A propósito de las efemérides patrias, en medio de la pandemia de la covid-19, Berrío-Lemm dijo que debemos recordar los hechos heroicos y traerlos al presente, y no olvidar que la lucha no ha terminado. Hay que seguir reflexionando sobre la soberanía, hay que mejorar en educación, eliminar la pobreza y la desigualdad y la franja que separa a las personas en el acceso a la información, dijo. También hace énfasis en el uso correcto de los símbolos patrios, sobre todo, para estas fechas. Y, motiva a promover el patriotismo en medio de la pandemia, del año difícil que se está viviendo, a decorar la calle, la casa, el balcón, las oficinas y el centro comercial, sin excesos de inversión.

“Decore, porque eso es parte de la medicina. El rojo, blanco y el azul nos identifican. Eso es Panamá: alegría, compromiso y paz... Eso nos hace sentir que estamos vivos, que ganamos una medalla en las olimpiadas, que participamos en el mundial, que recuperamos el Canal de Panamá, que estamos en democracia, que tenemos un país rodeado de mar... Hagamos patria“, concluyó el investigador de la historia nacional.

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