¡El golpe va…!

Actualizado
  • 22/08/2011 02:00
Creado
  • 22/08/2011 02:00
La madrugada que lo iban a derrocar, el Presidente Florencio Harmodio Arosemena estaba relajado. Poco antes había festejado con familia...

La madrugada que lo iban a derrocar, el Presidente Florencio Harmodio Arosemena estaba relajado. Poco antes había festejado con familiares y amigos, en una recepción palaciega, donde se había sentado en la mesa con uno de los que, horas más tarde, terminaría con su carrera presidencial para siempre: Arnulfo Arias Madrid.

Era la madrugada del 2 de enero de 1931, cuando tres revolucionarios de Acción Comunal, se tomaron por asalto la Presidencia. No estaban dispuestos a esperar más, por un cambio que no llegaba. Los fundadores venían peleando por él, casi ocho años antes, desde que fue creada la sociedad Acción Comunal. Este colectivo cívico había nacido reprochando en 1923: ‘Hasta hoy hemos llamado al extraño para que dirima nuestros asuntos de política interna’. Sentían que esto profanaba su alma de nacionales.

Que Arnulfo Arias no se hubiese integrado al movimiento sino tan sólo 34 días antes de la revolución, no significaba que un sentimiento similar le fuera ajeno; él vivió cuando la patria fue desgarrada por las intervenciones de EU en Panamá. Tras finalizar la escuela en EU, a los 16 años, él regresó a Panamá, donde presenció algo que le forzó derramar lágrimas a raudales. Era el año 1918, cuando la ciudad de Panamá fue sitiada por el ejército norteamericano: ‘Las lágrimas se me salieron cuando, al pasar por las aceras de la capital, la ciudad de Panamá veía al panameño que tenía que tirarse a la calle para que pasara el extranjero. Grima me producía cuando veía a los policías zoneítas transitar por nuestras calles con armas de fuego’, recreó muchos años después.

Un sentimiento similar, descorazonaba a quienes decidieron que el domingo 19 de agosto de 1923, no sería un día cualquiera. A las nueve de la mañana, 16 panameños se congregaron en una clínica dental situada en el Casco Viejo. El miércoles anterior, Ramón Mora --dueño de la clínica-- había sido perturbado por una noticia: un norteamericano espetó que Panamá adolecía la falta de profesionales capaces de construir vías. Había que contratar a ingenieros norteamericanos. Recriminando tal afirmación, Ramón propuso a Manuel Gálvez Berrocal, organizar una asociación para defender a los profesionales panameños. Por eso se reunieron el domingo junto con Víctor F. Goytía, el Dr. José Pezet y José Manuel Quirós, entre otros. Así nació Acción Comunal. Por la influencia de Víctor Florencio Goytía, una serie de ritualidades gobernaron el funcionamiento de la naciente hermandad. Las prácticas esotéricas y rituales, infundían al grupo un halo espiritual y misterioso que resplandecía en su Templo del que hoy, nada queda. Durante años la hermandad trabajó afanosamente divulgando ideas nacionalistas a través de medios impresos. Pero un día concluyeron que esa ‘labor ideológica escrita no era atendida’, por lo que resolvieron lanzarse a la organización revolucionaria; y por ello constituyeron una ‘sociedad secreta’. Esto aconteció en julio de 1930. Los nuevos miembros prestaban juramento mientras sellaban el compromiso con su firma y su sangre, en un libro secreto. Arnulfo Arias se amalgamó a la hermandad, guiado por esas ritualidades y después él mismo las habilitó con otros. Alfonso Herrera y Franco lo recordó años después; él fue iniciado tras firmar con ‘sangre’ que le fue extraída por Arnulfo Arias.

Entrado el verano de 1931, ya la idea de una revolución armada, había madurado. Isidro Beluche, militante de la organización, escribió sobre la preparación y culminación del golpe. El revivió que Víctor Florencio Goytía, quien presidía Acción Comunal, era un cautivo de la preocupación por la posible reacción de EU, si descollaba el golpe. Se le aconsejó entonces posponerlo, y de allí que la noche del 1 de enero, se reunió en el Templo con los otros miembros a quienes habló de postergar la rebelión; tal propuesta sucumbió en medio de una ‘repulsa general’. Quien más objetó fue Arnulfo Arias. Entonces Goytía presentó su renuncia a la Presidencia de Acción Comunal y ‘fue sustituido inmediatamente por José Manuel Quirós y Quirós (‘Nen’), quien asumió la dirección del movimiento insurgente’. Alberto ‘Betito’ Quirós Guardia, hijo de Nen, contó: ‘Mi padre […] lideró el movimiento de Acción Comunal. Otro tremendo hombre, Víctor Florencio Goytía, pensaba que no era el momento de hacer el movimiento revolucionario. Sin embargo, mi padre, con Ramón Mora y el Dr. Arnulfo Arias asumieron el compromiso histórico y lideraron el Movimiento de Acción Comunal’.

Que se sepa, Arnulfo nunca descorrió el velo de su versión. Otros lo hicieron por él; Laurencio Conte Jaén, por ejemplo, era miembro de Acción Comunal, y narró que marcaban las once de la noche del 1 de enero, cuando las comisiones cesaron en sus tareas, y era hora de reunirse en el Templo de Acción Comunal. En un momento de audacia –dice Conte-- Arnulfo Arias desenfundó el valor de acallar a los vacilantes con frases sobrecargadas de seguridad: ‘El golpe se va a dar de todas maneras’, tronó. Conte añade que Max Arosemena pasó lista a los presentes y asignó las responsabilidades individuales. Nen les fue entregando las armas a cada cual y antes de partir, arengó a los revolucionarios con una sentida oración patriótica. Eran las dos de la madrugada del 2 de enero de 1931. Nen recuerda haber ordenado que, a esa hora, se atacara el Cuartel de las Sabanas y a las dos y media a la Policía y a la Presidencia. Sonaron los tiros. Ya habían entrado en acción los ‘comandos de asalto’, uno de ellos --el que se tomaría la Presidencia-- fue integrado por José Manuel Quirós, Arnulfo Arias y Ramón Mora. Tras superar un intercambio de disparos, y toda suerte de obstáculos para ingresar al Palacio, se consiguió el sometimiento de la Guardia Presidencial, pero el depuesto mandatario rehusó dejar el cargo y sólo accedió tras 12 horas de negociaciones. Así se consumó la revolución de los que arengaban ‘Panamá para los panameños’.

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