La Iglesia católica en su laberinto

Actualizado
  • 24/09/2019 07:00
Creado
  • 24/09/2019 07:00
Las denuncias de abusos sexuales de miembros de la Iglesia abren el debate sobre la moralidad y la continuidad del celibato. El papa Francisco no da muestras de querer cambiar las reglas

“¡Que ironía de la vida! Todo el pueblo me llama padre, pero mis hijos me llaman tío”. Era la frase de un sacerdote del oriente chiricano por los años 70 que pasó de generación en generación, que desafiaba la obligación de los clérigos con el celibato, una regla de vida que los obliga a mantenerse castos, para permanecer dentro de la estructura religiosa más numerosa del mundo.

La crisis sobre la sexualidad en la Iglesia católica es cada vez más profunda. Y “ha llegado al corazón del sacerdocio, a un clóset que está atrapando a miles de hombres”, escribió Elizabeth Dias, periodista del The New York Times, en una investigación que desarrolló sobre el tema.

Durante años, los sacerdotes han promovido la relación sentimental entre un hombre y una mujer como la fórmula divina. Pero resulta que varias publicaciones internacionales dan cuenta de su homosexualidad o relaciones heterosexuales que mantienen a escondidas. Y cuando estas se hacen públicas, arrancan el debate sobre la moralidad sexual y el celibato en el sacerdocio.

“El 80% de los sacerdotes del Vaticano son homosexuales”. Así de tajante es la afirmación d el escritor francés Frédéric Martel en su libro Sodoma. Poder y escándalo en el Vaticano, publicado este año.

Las denuncias de supuestos abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica se han multiplicado en todas partes. Un informe de organismos independientes presentado en 2018 revela 100 mil víctimas de pederastia clerical.

Muy recientemente en el país, un escándalo sexual ha sacudido los cimientos de la Iglesia católica. El sábado pasado, 21 de septiembre, circuló un video en el portal “Claramente”, en el que un joven venezolano, que se identificó con el nombre de Cristian, denunció haber sido contratado para ofrecer favores sexuales a varios sacerdotes. “Acabo de ser contratado por un sacerdote, un párroco (Rogelio Topin) de la Iglesia católica en Panamá. No es la primera vez, lo hace tres y cuatro veces por semana para tener relaciones sexuales...”, denunció.

Las imágenes mostraban al joven manoseando al sacerdote en sus partes íntimas. Todo apunta a que las imágenes fueron grabadas antes de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebró en enero de 2019, en las que participó el papa Francisco. Sin embargo, no fueron difundidas sino nueves meses después de la JMJ.

El joven argumentó que accedió a tener sexo con el cura por su situación de vulnerabilidad. “Lo grabo porque siento rabia y molestia”, dijo el venezolano en el video. Pero hay quienes cuestionan la conducta del extranjero. “Para bailar tango se necesitan dos. El venezolano no es una víctima, es un extorsionador, aunque eso no justifica la conducta del sacerdote”, comentó una fuente de La Estrella de Panamá.

En el video se publicó, además, las conversaciones por WhatsApp que tuvo el denunciante con otros sacerdotes. En total, tres presbíteros —Rogelio Topin, Orlando Rivera y Karl Madrid—, quienes fueron separados de sus deberes . “La Iglesia se siente profundamente herida y avergonzada”, expresó la Arquidiócesis en un comunicado.

Posteriormente, el Ministerio Público informó que desde el 1 de septiembre de 2019 había procedido a abrir una investigación por el supuesto delito contra la libertad sexual en un caso en el que se menciona a miembros de la Iglesia católica. Que salió al paso a decir que no ha sido informada de que exista alguna acusación formal en contra de alguno de los sacerdotes que prestan servicio en la jurisdicción eclesiástica.

Otros escándalos

No es la primera vez que un miembro de la Iglesia es mencionado por abuso o hechos que atentan contra la moral y las buenas costumbres. En 2002, el sacerdote Hermógenes Ovalle Soto, de la provincia de Coclé, fue declarado responsable del delito de estupro en perjuicio de una menor de 16 años.

En agosto de 2005, el católico pueblo de Atalaya, un distrito de Veraguas, estaba conmocionado luego de que el sacerdote Roberto González fue condenado a 20 meses de prisión por acoso sexual en perjuicio de tres estudiantes del Instituto Agropecuario Jesús Nazareno.

En 2013, un cura fue relacionado con un delito contra la fe pública, pero su causa prescribió. Ocurrió cuando la Iglesia denunció al sacerdote José Luis Andrade, de La Chorrera, por una supuesta falsificación de documentos para vender 12 hectáreas de terrenos destinadas por la Arquidiócesis de Panamá para la construcción de tres escuelas.

El celibato

Uno de los casos más recientes ocurrió en junio de 2019, cuando el Ministerio Público imputó cargos al padre David Cosca por supuesto encubrimiento en un homicidio, en el que Hidadis Santos fue condenado a 20 años.

Trascendió que el carismático cura había rentado una habitación para un amigo que llegaba de Nueva York, donde supuestamente inició la pelea que luego concluyó con el homicidio de Eduardo Calderón.

La amistad de ambos databa desde que era monaguillo y acompañaba al sacerdote a realizar exorcismos. La noticia corrió como pólvora porque se mencionaba a un sacerdote miembro de la religión a la que pertenece al menos el 85% de los panameños.

No es la primera crisis que enfrenta la Iglesia. Los escándalos de abusos sexuales, en todas partes del mundo, han dejado clara la necesidad de revisar las normas del celibato y la moral sexual de los curas, aunque el papa Francisco ya señaló que el “celibato es un don para la Iglesia” y no da muestras de hacer cambios en el tema.

“El celibato opcional antes del diaconado, no. Cuestión mía, personal. Yo no lo haré. Esto queda claro. Soy cerrado, quizás. No me siento para ponerme frente a Dios con esta decisión”, destacó el papa de regreso a Roma tras participar en Panamá en la JMJ.

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