La importancia de la ética profesional en la enseñanza superior, siglo XXI

Actualizado
  • 07/07/2022 00:00
Creado
  • 07/07/2022 00:00
Luego de una serie de reflexiones sobre la importancia de la ética profesional en la enseñanza superior (el comportamiento del docente, su vocación, que es digno ejemplo a seguir, un ser honesto, sincero, respetuoso, entre muchas otras cualidades más), podemos aseverar que el educador es el profesional más valorado y prestigioso del mundo, porque tiene la responsabilidad de formar, guiar y orientar a otro ser.

Luego de una serie de reflexiones sobre la importancia de la ética profesional en la enseñanza superior (el comportamiento del docente, su vocación, que es digno ejemplo a seguir, un ser honesto, sincero, respetuoso, entre muchas otras cualidades más), podemos aseverar que el educador es el profesional más valorado y prestigioso del mundo, porque tiene la responsabilidad de formar, guiar y orientar a otro ser. Son tantas las bondades, que no terminaríamos de mencionarlas. Con este escrito queremos contagiar esta meditación ante nuestros colegas.

Méndez, Torres y Camatón (2017) confirman que una forma particular de ética profesional es específica del rol del docente entre otros educadores, ya sean padres, “ministros de religión, entrenadores deportivos o líderes de recreación”. Los docentes a veces toman decisiones basadas en una cierta ética profesional intuitiva y personal. Pero no necesariamente lo comparten con sus colegas. El propósito de definir la ética profesional de la enseñanza es nombrar y aclarar una ética común para todos los miembros de la profesión docente.

En virtud de que la enseñanza superior sea del más alto grado de calidad, ya que es la etapa más elevada de la educación para la humanidad, en las diferentes disciplinas donde son formados para su vida profesional, el docente como responsable de transmitir y comunicar conocimientos teóricos y científicos debe planificar, organizar y aplicar las didácticas de aprendizajes, apoyándose con la variedad de herramientas, técnicas, habilidades, estrategias y recursos didácticos de aprendizaje, pero tomando en cuenta que existe un factor importante: la ética profesional, y la epistemología deben ser el norte de toda planificación educativa.

Por otra parte, la ética es el vínculo que lleva todo ser humano, es su identidad, su cultura, es su carta de presentación ante la sociedad. A medida que la humanidad se forme académicamente, fortalece sus valores en la vida profesional. Es fundamental que el docente universitario esté consciente de que tiene un papel importante en la educación y formación de otra persona. Hemos visto al educador de enseñanza superior, como el más valioso de entre todas las profesiones.

En efecto, son muchos los elementos que unen la enseñanza superior y la ética profesional de un docente, su amor, su dedicación, su esmero, su imagen, su expresión, su tono de voz, su seguridad, su nitidez, y muchas más competencias que engloba en su ser, llevando siempre en alto su postura de excelente educador.

Al mismo tiempo, Mora (2019) hace referencia a las tareas del maestro como modelo del maestro ético, quien tiene el deber moral de impactar positivamente en un cambio desde su interior, que se proyecta a su entorno social y educativo; un educador con valores éticos profesionales y un educador de ciudadanos responsables con su comunidad. Cuestionar su formación y posibilidad de transmitir estos valores, debería generar eventualmente un cambio positivo y posible en sus instituciones y en su ser.

Respetar y valorar al alumnado, comienza con la responsabilidad de optimizar su labor profesional docente, que parte de evaluar algunas competencias éticas necesarias para su desempeño. Por último, son muchas las consideraciones que nos indica que es importante la ética profesional en la enseñanza superior, desde su postura como persona hasta el contenido de su planificación.

Docente UDELAS
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