Textos escolares: una ley a la medida de las editoriales

Actualizado
  • 25/02/2019 01:01
Creado
  • 25/02/2019 01:01
Gremios de padres de familias no entienden por qué todos los años las escuelas cambian los textos. Denuncian un negociado en la venta de libros a través de alianzas entre escuelas y editoriales

La Ley 29, del 20 de julio de 2006, en su artículo 353-B, establece una vigencia de cinco años para uso de los textos escolares. Al término de ese periodo, el Ministerio de Educación (Meduca) debe revaluar su contenido para actualizarlo.

No obstante, en su artículo 354-B, la ley no impide que las casas editoriales y los autores puedan solicitar, en cualquier momento, una revaluación del texto para actualizarlo antes de los cinco años. Las nuevas adecuaciones no deben invalidar el uso de las ediciones anteriores. En estos casos, corresponderá al docente facilitar a los estudiantes la nueva información incluida. Esta es, según fuentes consultadas, una norma a la medida de las editoriales para favorecer el negocio de la venta de libros.

El negocio está que las editoriales cambian las ediciones y suben los precios para que el papá tenga que comprar un libro dizque nuevo. Esas editoriales muchas veces están en componendas con las escuelas. Suben los precios porque les dan comisiones a los colegios.

Los reclamos de los padres de familia relacionados con los altos costos que todos los años tienen que pagar por los textos escolares, para después prácticamente desecharlos, rayan en la indignación. La Confederación Nacional de Padres de Familia considera que se está lucrando con la educación. La compra de libros se ha convertido en un ‘negociado', denuncia Eleazar Gómez, secretario general del gremio de padres.

‘No entiendo por qué tenemos que usar todos los años diferentes libros si la asignatura y el profesor son los mismos', indica Gómez. Esto es, según el dirigente de los padres de familia de escuelas oficiales, una ‘injusticia' que atenta contra el bolsillo de los acudientes que lo único que buscan es ofrecer una mejor educación a sus hijos. ‘No es posible que todas las asignaturas cambien de textos todos los años', reclamó.

Gómez exige al Meduca que divulgue el nombre de las editoriales de los textos escolares para que respondan por los cambios de los libros y qué tan significativos pueden ser estos de año a año.

Javier Lombardo, de la Unión Nacional de Padres de Familia de Escuelas Particulares, coincide con Gómez en que cada vez es más evidente que la educación particular se ha vuelto un negocio. El Meduca no ha jugado el rol que le corresponde como regente del sector educativo, añadió. A la institución le compete supervisar que se esté cumpliendo con los fines establecidos para la educación. Y si no se hace, poner un alto. De igual forma, subraya que los centros particulares están sujetos a la ley, y que pueden ser intervenidos por las autoridades educativas, añadió.

Lombardo agregó que el Meduca debe cuestionar por qué se cambia un libro cuando la edición es actual. Más aún cuando solo se cambia la portada, contraportada o una que otra ilustración y se promueve como ‘edición corregida y verificada'. ‘No nos engañen de esa manera; lo más triste es que Meduca no hace nada', señaló.

¿ALIANZA ESTRATÉGICA?

Lo que está ocurriendo, según el representante de los padres de las escuelas particulares, es que hay un negocio entre las casas editoriales y las escuelas. En muchas ocasiones, señala, ‘las empresas suben los precios cuando actualizan los libros porque ofrecen comisiones a las escuelas', aseguró Lombardo.

‘Un libro es un gran proyecto, una herramienta indispensable en el proceso de la educación. Son elaborados estratégicamente con técnicas de aprendizaje sugeridas por los mismos escritores, quienes son parte del sistema educativo, lo que significa que conocen las necesidades en cada aula de clases... Tal vez los padres de familia no saben que no solo vendemos un libro, somos un soporte para las instituciones de educación.

Nery Delgado, gerente de la editorial Eduvisión, reconoció que visitan las escuelas para promover nuevos textos escolares, pero negó que les ofrezcan comisiones para la adquisición de estos.

Una de las razones que ofrece Delgado para explicar por qué se producen cambios en los textos de enseñanza estaría relacionada con una decisión de la escuela: un cambio de casa editorial.

Delgado explicó que el proceso para seleccionar los libros usados en la enseñanza y aprendizaje de los estudiantes es riguroso. Los docentes evalúan varios elementos, por ejemplo, que estén aprobados por el Meduca, que sean autores panameños, que sea didáctico, su actualización y que tengan actividades lúdicas. Y, últimamente, que el enfoque sea por competencias, como lo exige el Meduca en sus últimos programas, explicó la gerente de Eduvisión.

‘Por diversas razones, libros de mala calidad, mal servicio, no están enfocados en programas de estudios vigentes...', expresó Delgado Por último, la gerente deja un mensaje: ‘un libro es un gran proyecto, una herramienta indispensable para el proceso de la educación'.

Anel Castillo es uno de los padres que todos los años gasta cientos de dólares comprando libros. Es algo incómodo porque sus hijos tienen un año de diferencia, pero el menor no podía usar los que dejaba el mayor. ‘Hay padres que incluso pagan hasta $600 por los textos', agregó Castillo.

Antes todo era diferente, los libros pasaban de mano en mano. ‘En otra época era un pecado rayar los libros', recordó Castillo, padre de dos muchachos que han estudiado todos los años en escuelas particulares.

Los textos escolares para las escuelas públicas y privadas son aprobados por el Meduca cuando sus contenidos estén acordes con la realidad nacional y con las exigencias técnicas y pedagógicas.

La lista de los libros evaluados y aprobados para los centros de educación debe publicarse en la página digital del Meduca, durante el tercer trimestre de cada año, y en los medios de comunicación, según la Ley 29.

Aleika López, directora Nacional de Currículo y Tecnología Educativa del Meduca, explicó el procedimiento para avalar los textos escolares. Según López, un equipo de especialistas evalúa que los libros respondan a los contenidos programáticos.

Estas personas deben ser docentes, especialistas de las asignaturas que se van a evaluar, que han estado en el sistema, están incluidos dentro de una base de datos de la entidad educativa. A estas personas se les paga entre $20 y $50 por cada libro que evalúan. Posterior a esto, la casa editorial edita los textos.

López aseguró que Meduca solo se encarga de los contenidos programáticos que van dirigidos a todos los centros educativos, pero no sugieren precios de libros. ‘El costo lo establece la empresa', dijo. Tampoco escogen los que cada centro y profesor emplea en la enseñanza.

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