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- 02/10/2009 02:00
BBC Mundo - Un equipo internacional de científicos presentó el que dicen es el fósil más antiguo y mejor conservado de un ancestro directo de la especie humana. Se trata de una hembra de la especia Ardipithecus ramidus, que vivió hace 4,4 millones de años en lo que hoy es Etiopía. Tal como señalan los investigadores en la revista Science, aunque no se tratara de nuestro antepasado directo, el hallazgo ofrece información muy valiosa sobre una fase crucial en la evolución humana: el momento en el que nos separamos de la rama común que compartimos con los monos.
El descubrimiento, dicen los investigadores, muestra como nunca antes la biología de esa primera etapa de la evolución humana. Ardi, como ha sido apodada, fue descubierta en 1994 en la región de Afar, en Etiopía, pero tomó 17 años llevar a cabo los análisis del hallazgo. Hasta ahora, la etapa más antigua conocida de la evolución humana era la de Australopithecus, el bípedo de cerebro pequeño que vivió entre 4 y 1 millón de años atrás.
El más famoso de los australopitecos es Lucy, un fósil de 3,2 millones de años descubierto en 1974 a unos 70 kilómetros de donde fue encontrada Ardi. Cuando Lucy fue hallada la comunidad internacional pensó que los homínidos más antiguos tendrían una anatomía similar a la de los chimpancés, pero Ardi, que es casi un millón de años más antigua que Lucy, no apoya esa teoría. Tras recuperar varios huesos importantes, incluido el cráneo con dientes, brazos, manos, pelvis, piernas y pies, los investigadores lograron calcular su peso y altura y creen que Ardi caminó en dos patas sobre el suelo, aunque trepaba a los árboles y pasaba mucho tiempo en ellos. Se piensa también que Ardi era omnívora y lo más sorprendente, dicen, es que las proporciones de sus extremidades no eran similares a las de chimpancés o gorilas, sino a las de simios ahora extintos.
Los investigadores creen que estos homínidos vivían en bosques y, a pesar de que trepaban árboles, no pasaban mucho tiempo columpiándose en sus ramas ni tampoco caminaban ayudándose en los nudillos como lo hacen los chimpancés.
Ni humano ni chimpancé. En general, dicen los autores, el hallazgo revela que los homínidos y los simios africanos siguieron caminos evolutivos diferentes, por lo cual ya no debemos considerar a los chimpancés como "representantes" de nuestro antepasado común. La evolución del linaje de los simios y el linaje de los humanos ha estado ocurriendo de manera independiente desde que esas dos líneas se dividieron, desde que existía ese ancestro común que compartimos.
El estudio de Ardi, en el participaron 47 científicos de 10 países de todo el mundo, fue muy meticuloso.