El ‘rector' en su laberinto

Actualizado
  • 13/10/2017 02:06
Creado
  • 13/10/2017 02:06
Después de 19 años en la rectoría de la Universidad de Panamá, a Gustavo García de Paredes, el Ministerio Público le ordenó casa por cárcel. En esta encrucijada le ha puesto la Contraloría, dice

Desde el 4 de agosto pasado, el exrector de la Universidad de Panamá (UP) Gustavo García de Paredes no pone los pies en la tierra. Cumple arresto domiciliario en un undécimo piso por decreto del Ministerio Público, que ha abierto un proceso en su contra por un ‘detrimento millonario' contra el patrimonio universitario por un contrato de alquiler de tierras en Tocumen.

‘Para ir a las citas médicas tendría que llamar a la fiscalía que, luego de verificar, me trasladaría en la ‘chota' con los policías'.

Desde las ventanas de su apartamento ve el mar y cómo crecen los edificios que se construyen en la zona; los carros que van y vienen por el Corredor Sur y, al fondo, los frondosos árboles de Altos del Golf y de Panamá Viejo.

Vive en el corregimiento de San Francisco no porque sea rico, dice. Pudo comprar esta propiedad con la venta de su antigua vivienda familiar.

Durante las investigaciones abiertas en su contra, expresa, le han revisado todas sus cuentas y no le han podido atribuir fondos exorbitantes. ‘La riqueza y la tos son dos cosas que nadie puede ocultar', asegura.

A simple vista, el cuatro veces rector del centro universitario más importante del país ha ganado peso. Ha tenido que renunciar a actividades de su rutina de vida, como ir los domingos temprano al Mercado de Abastos por frutas y pipas, cuya benéfica agua ofrece a los visitantes y él mismo consume a lo largo del día.

-Usted se parece al rector de la Universidad, le comentó un comprador en ese popular centro de ventas durante una de sus últimas visitas.

-Eso dicen, contestó lacónicamente él.

‘La política ha sido la frustración más grande que he tenido en mi vida. Los intereses creados van por encima de las capacidades'.

Desde agosto, tampoco ha asistido a las citas médicas que antes atendía, por su condición de diabético, con prioridad en su agenda, incluso cuando iniciaba la jornada de rector a las siete de la mañana y la culminaba pasadas las ocho de la noche.

Y no es que haya mejorado milagrosamente de todas sus dolencias: padecimientos renales, del corazón, de las piernas y presión alta. No va, confiesa, para evitar el ‘bochorno' que demanda solicitar el permiso en la fiscalía para poder movilizarse. Después de hacer la solicitud, el Ministerio Público la verifica y el día de la cita, lo recogen en ‘la chota' con escolta policial.

Cada mañana, ‘El Eterno', como le llegaron a llamar en la UP, ve los telenoticiarios, lee los diarios impresos a los que está suscrito e intenta no perder el hilo ‘de las cosas de afuera'. ‘El país no anda nada bien', concluye.

Su valoración es que la nación ‘anda cada día más enredada'. La empresa privada no recibe apoyo para desarrollarse, el tema de la basura sigue siendo crítico, la empleomanía enfrenta una crisis fuerte, el país no está adecuadamente encaminado. ‘La factura de todos estos problemas se pagarán a la larga', alerta.

Para el también exministro de Educación, la formación de los niños y jóvenes sigue siendo una preocupación. Se dan muchas materias, hasta doce, y no se profundiza en las fundamentales, como las matemáticas. Un niño no puede estudiar tantas materias al mismo tiempo. ‘Debemos detenernos a pensar qué tipo de bachilleres necesitamos', comenta apesadumbrado por los problemas de Estado.

La formación superior no escapa de estas deficiencias, valora. Sobre esta crítica, que se escucha desde los periodos en que el exrector reinaba en ‘La Colina', responde que es resultado de la falta de recursos.

‘Manejé la Universidad con $230 millones, de los cuales un 90% era destinado a la planilla', agrega, tras apuntar que la UNAM de México, pública también, opera con más de $3,000 millones al año. ‘Con ese dinero ellos pueden contratar hasta a premios Nobel para sus investigaciones', comenta.

Durante sus años en la rectoría, relata que se las ingeniaron para que fueran los propios alumnos los que sufragaran los costos de las investigaciones, uno de los tres pilares de todo centro de formación superior. Una parte del pago de los cursos de postgrado se destinó a la investigación, recordó.

De la administración que lo sucedió, la de Eduardo Flores, dice que ha perdido la noción histórica de lo que era la Universidad, fundada hace 82 años. ‘Hay un descontento generalizado. No hay capacidad gerencial. Cortaron con todo y han improvisado sin buenos resultados', puntualiza.

Eliminaron la Fundación Universidad de Panamá, como las que, según el también exdecano de Filosofía, utilizan todos los centros de educación superiores para gestionar fondos. La Universidad Tecnológica de Panamá tiene la suya. ‘Cerraron la fundación para contratar una ajena al campus a la que le pagan el 10% de los contratos. Son errores que comete una persona cuando no sabe', insiste.

Reconoce que tomó decisiones en la rectoría que no fueron del agrado de todos. Despidió a funcionarios que no cumplían, afirma. (Entre los despidos conocidos está el del profesor Miguel Antonio Bernal, la defensora de los universitarios, Anayansi Turner y el abogado Vicente Archibold). Por eso se ganó la enemistad de esos ‘francotiradores', dice.

EL AVESA

Quien también fuera gerente de la Zona Libre, jamás pensó que tendría que subir y bajar las escaleras de las intrincadas sedes de las fiscalías del Ministerio Público para probar su buen hacer.

Recuerda que la Contraloría General de la República le investigó durante dos años su gestión y no identificó ninguna irregularidad. ‘Luego argumentaron que la Universidad había dejado de percibir ingresos (peculado de uso). Fue algo preparado contra mí y quedé en las fiscalías aun aportando todas las pruebas. No puedes hacer nada cuando te cae esa tiranía judicial', recalcó.

Contra García de Paredes se sigue un proceso por el alquiler de las tierras cercanas al Aeropuerto Internacional de Tocumen. Otro de los expedientes guarda relación con los Centros de Innovación, una propuesta que pretendía llevar las nuevas tecnologías hasta las comunidades y ponerlas al servicio de la población. ‘Son tres o cuatro expedientes', menciona, las investigaciones que tiene en curso.

Otro de sus proyectos que no continúa la actual administración es el Centro Universitario de San Miguelito. ‘Dio vueltas dos años y al final Contraloría lo desechó argumentando que no era beneficioso para el país', apunta. Una suerte similar corrió el parque fotovoltaico y la compra de un terreno en Chepo para la Facultad de Agronomía.

A las fiscalías, afirma, entregó los contratos que se hicieron de acuerdo con los avalúos firmados por el entonces contralor Carlos Vallarino.

En el lado bueno (si lo hay), ahora tiene más tiempo para los libros. Le interesan los títulos sobre dos personajes con los que identifica una deuda histórica: Lucio Sergio Catilina, el impulsor del cambio en Roma, que murió peleando, y Pedrarias Dávila, un hombre que no ha sido entendido. ‘Cuando se celebra la fundación de la ciudad, nadie habla de él, pese a que es un personaje muy importante de la historia con una fama muy negativa. No hay una plaza o una estatua dedicada a Pedrarias. En Panamá Viejo solo hay una calle de tierra que lleva su nombre' (y un pequeño busto), dice este panameño que aspiró a sentarse en el Palacio de las Garzas.

Aquella breve incursión en la política dejó heridas que el tiempo no ha podido sanar. García de Paredes compitió en las elecciones primarias del PRD contra Martín Torrijos en el año en que éste perdió las elecciones frente a Mireya Moscoso. ‘Ha sido la frustración más grande que he tenido. Me di cuenta de que los intereses creados van por encima del candidato. Si no tienes dinero, no te metas. Eso es para gente que tiene muchos recursos. En este país vale la plata y los intereses'.

Alrededor del medio día, el exrector empieza a recibir a sus hijos, que se turnan para acompañarlo a cumplir la sentencia judicial.

‘Aquí también hay una mamá', apunta la esposa al acercarse a la mesa de esta entrevista. Juntos escuchan el relato del padre, que en este punto se centra en el trato que recibió como rector durante los últimos cuatro gobiernos. ‘Con todos me fue bien, salvo con éste, que me ha hecho gastar el dinero que no tengo en abogados', concluye.

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