La ‘riqueza’ de un policía

PANAMÁ. En el tablero de novedades de ‘El Paquito’ del Servicio de Protección Institucional, en San Felipe, ese día ‘amaneció’ un aviso ...

PANAMÁ. En el tablero de novedades de ‘El Paquito’ del Servicio de Protección Institucional, en San Felipe, ese día ‘amaneció’ un aviso de una agencia de seguridad que requería los servicios de personal entrenado en materia de cobertura y seguimiento a personas de alto perfil. Ofrecía un mejor salario del que devenga mensualmente un sargento primero ($723.00), mejores horarios y las prestaciones que obliga el Código de Trabajo y que no son aplicables al sector público.

Ese día sancionaron con varias semanas de arresto al oficial de turno por permitir una ‘penetración’ de este tipo. Este hecho no guardaba relación alguna con el caso en el que a oficiales de este organismo, asignado al equipo de protección de la ex presidenta Mireya Moscoso, se les comprobó que en sus horas libres prestaban sus servicios al llamado ‘Rey de las Pirámides’, David Murcia. No… la sanción al teniente no tuvo que ver con el caso Murcia; guardaba estrecha relación con la estabilidad de esta institución creada en tiempos de don Guillermo Endara y que sustituyó a la famosa Guardia Presidencial.

AUMENTOS IMPORTANTES

Esta realidad viene siendo afrontada con sumo detenimiento en los dos últimos gobiernos. En abril de 2009, el presidente Martín Torrijos anunció un incremento de 40 dólares en el salario mensual de los policías, en momentos en que se desarrollaba un plan de seguridad para enfrentar la creciente criminalidad en el país.

El ajuste representaba un aumento del 11% en el sueldo mínimo mensual de los policías y entraría en vigor a partir de julio de ese año para todos los agentes hasta el grado de sargento. El salario mínimo de un policía era de 350 dólares. ‘Considero que es poco... pero es un aumento considerable cuando uno lo mira proporcionalmente, es más de un 10%’, dijo entonces Torrijos. En medio de esta expectativa, en julio del año pasado, el nuevo presidente Ricardo Martinelli fue mucho más allá y propuso un importante aumento salarial para los oficiales de alto rango de la Policía Nacional y de 100 dólares al mes para el resto de los agentes.

En la ceremonia en que asumió como director de la Policía Nacional Gustavo Pérez, Martinelli autorizó mejoras salariales al personal como parte de las medidas para elevar los niveles de seguridad en la población.

La medida dio mil dólares al mes a los comisionados, 650 dólares a los subcomisionados, 450 a los mayores y 350 a los capitanes. De los tenientes hacia abajo, el alza fue de 100 dólares. Además, se hizo otro aumento de 20 dólares para los policías rasos, con el fin de que ganaran un salario mínimo mensual de 500 dólares.

El salario promedio en el caso de los policías rasos o nuevos oscilaba entre 390 y 450 dólares, en un país cuya canasta básica de alimentos ronda los 275 dólares.

Pese a todo este esfuerzo fiscal, los miembros de la Policía Nacional siguen teniendo salarios muy bajos. No hay que ser un erudito para entender que estos profesionales pueden ser presa fácil del delito.

Para balancear sus ingresos, nuestros policías combinan sus responsabilidades conduciendo taxis en sus horas libres, custodiando valores de empresas privadas en sus días francos o ‘camaroneando’ en otras actividades, donde el contar con una chapa policial es un valor agregado.

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS

Lo malo de esta realidad es que en el Despacho Superior de la Policía la situación es un tema que prefieren no tocar. El responsable del Recurso Humano es el comisionado Aristides Hassan, quien delegó en el mayor Irving Sánchez la atención de nuestro cuestionario. Pasada más de una semana desde que se hicieron los contactos, no recibimos respuesta alguna. Esta situación ya es común en esta entidad. La estrategia del avestruz en la Policía Nacional se repite con frecuencia.

EL FOCO DE LO QUE OCURRE

En medio de la renuencia de sus jefes a abordar el tema, esta realidad golpea a diario al sargento primero ‘Jairzinho Ortega’, quien utiliza un seudónimo para no tener problemas posteriores en la institución. Uno de los tantos taxis que aguardan a sus dueños en la sede policial de Ancón, le pertenece. Vive desde hace 10 años en El Tecal de Vacamonte. Tiene esposa, tres hijos y un nieto. Todos viven bajo el mismo techo y bajo su responsabilidad. Balancea su economía transportando personas, hacia y desde el sector Oeste, en las mañanas y en las noches, casi todos los días. ‘No me da vergüenza decirlo. Manejo un taxi pirata en mi tiempo libre. Pena daría robar’, alega Ortega.

Los especialistas consideran este cuadro social como parte de la ‘estrategia de supervivencia y mejoramiento de sus ingresos’.

José Clemente Lasso, sociólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, enfoca el hecho desde una perspectiva práctica y se pregunta: ‘¿Son los mejor pagados? ¿En qué realidad y en qué contexto? El costo de vida y la inflación en Panamá son muy distintos a los de los otros países del área. El papel higiénico no está incluido en la canasta básica alimentaria...’, acota el experto.

En esa misma dirección apunta la directora del Instituto de Criminología de la Universidad de Panamá, Aida Selles de Palacios. En su lectura, el policía —por los riesgos que afrontan— debe ser uno de los profesionales ‘mejor pagados’ y con una serie de incentivos que hoy no tienen.

Lea en la edición de mañana cómo la falta de vocación impide que los organismos de seguridad nacional se fortalezcan con personal 100% comprometido.

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