Medianero, ¡al tablero!

El lunes 19 de noviembre, a las siete de la mañana, abordé un avión de Air Panamá en Albrook, que 35 minutos más tarde aterrizaba en el Enrique Malek de David. Mientras viajaba, retrotraía mis recuerdos a los años en que era estudiante de periodismo en el Centro Regional Universitario de Chiriquí (Cruchi), cuando comía hojaldras con juguito de albóndigas en el kiosko de la esquina; cuando Próspero Vargas y Fabián Cubilla nos daban clases sobre el tipómetro o el revelado de las fotos… Tiempos idos, tiempos hermosos de principio de los 90…

En esta ocasión, empero, participaría en un homenaje a la rectora magnífica Etelvina Medianero de Bonaga, una de las 150 mujeres más influyentes de Panamá, de acuerdo con un ranking elaborado por La Estrella de Panamá y El Siglo .

Cuando el profesor Rodrigo Serrano me invitó a participar en el acto, le dije que sí, sin dudarlo. ¡Cómo no volver a recorrer ese centro, hoy convertido en Universidad Autónoma de Chiriquí!

Para las 8:10 de la mañana, ya estaba en la Unachi. El profesor Elio Araúz me fue a buscar al aeropuerto y me llevó a la rectoría. Mi primera impresión fue de gusto… Un campus muy bonito. Paredes bien pintadas, grama bien recortada y los jardines muy bien podados. Un hermoso edificio al frente del campus, que no existía para mis tiempos de estudiante.

Finalmente, conversé con la rectora, quien muy entusiasmada por el homenaje, echó rienda a preguntas sobre mis tiempos en el Cruchi. Sobre mi apellido Berroa, y recordó que había sido estudiante del profesor Félix Berroa, mi tío (q. e. p. d), en el Primer Ciclo de Las Lajas...

Llegó la hora del homenaje y caminamos desde la rectoría hasta el auditorio. Los estudiantes, profesores y personal de la Unachi saludaban afanados a la rectora, lo que explica por qué fue reelecta en el cargo de forma consecutiva. ¡Una mujer muy querida!

El auditorio estaba lleno a reventar. Los que no pudieron entrar, se conformaron con ver el acto en una pantalla gigante en el exterior. Dentro, estaban las autoridades de David, el alcalde y diputados, empresarios y amigos… su familia de sangre y su familia universitaria. Se recorrió su vida en los discursos y cómo había sido seleccionada entre las 150 mujeres influyentes de Panamá…

En el acto, una excompañera de la Facultad de Economía de la Universidad de Panamá, Reina García, narró sus años de estudios junto a la hoy rectora. Recordó que con Etelvina rompieron la barrera de que la Escuela de Economía de la Universidad de Panamá era de hombres… de cómo esa mujer se fue imponiendo poco a poco, por su dedicación y entereza, hasta convertirse en una gran profesional de la economía en Panamá, talento que ha dedicado mayormente a la docencia universitaria. Y, sobre todo, la capacidad de esta lajeña para resolver los problemas de cálculo, lo que le ganó la confianza de su profesor Berrocal para que, cada vez que tocaba esta materia, Etelvina tuviera que resolverlos para sus compañeros y que siempre la llamaba: ‘¡Medianero, ¡al tablero!'...