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- 08/09/2014 02:00
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No hay nada que indique que fue un accidente. Ojalá lo hubiera sido.
El abogado Enrique Arrocha, representante de una de las familias de las jóvenes holandesas desaparecidas el 1 de abril en el distrito de Boquete, Chiriquí, cada vez está más convencido de que Kris Kremers, de 21 años, y Lisanne Foon, de 22, no se perdieron en el sendero El Pianista, como hasta ahora sostiene la fiscal de David a cargo del caso, Betzaida Pittí.
Arrocha cree que alguien mató a las jóvenes. Y su teoría se robustece por varias razones.
Tanto el abogado como los moradores de Boquete saben que desde el sendero El Pianista a altos del Romero, Changuinola —sitio donde los indígenas han hallado osamentas de las chicas y algunas pertenencias—, hay una distancia de 10 a 14 horas a pie. Kris y Lisanne no pudieron haber encontrado el camino solas, menos aún cuando empezaba a caer la noche. Una noche oscura, sin luna.
Para hacer ese recorrido habrían necesitado de la ayuda de un guía o residente que conociera ese largo trecho a profundidad.
La versión que se escucha entre voces en el pueblo es que un oriundo, en un intento de sobrepasarse con las chicas, las llevó a una casa en Altos de Romero, un poblado muy cercano a las orillas del río Culubre, donde, a mediados de junio, los indígenas hallaron una mochila que contenía dos celulares, una cámara fotográfica, anteojos, ropa interior, el pasaporte de Lisanne y 83 dólares.
Era un martes por la tarde cuando José Morales, dueño de un hostal situado en un sendero previo al del Pianista, vio a Kris y Lisanne bajar después de la caminata. Habló con ellas; observó que venían cansadas y con hambre. Las jóvenes le pidieron indicaciones para volver a Boquete. Él les recomendó que tomaran un taxi.
LOS CELULARES
Al parecer, no fue la tranquilidad del paisaje montañoso de Boquete lo que experimentaron Lisanne y Kris. Los teléfonos encontrados en la mochila, un aparato iPhone y un Samsung, según los reportes forenses del Instituto neerlandés, registran 8 marcaciones a líneas de auxilio: 112 de Holanda y 911 de Panamá. La ilustración que acompaña este artículo reseña una línea del tiempo que muestra los intentos de llamada registrados ( ver tabla ).
El primer llamado de auxilio, a la línea 112, ocurrió a las 4:39 p.m., seguido de una segunda llamada, casi media hora después. Así continuaron los llamados de auxilio.
El informe muestra que en algunas ocasiones los aparatos lograban conectarse al GSM o sistema de comunicaciones móvil.
La frecuencia de las marcaciones mermó con los días. La batería de los aparatos, que estaba casi a la mitad cuando iniciaron el recorrido, pronto se agotó.
El primero de abril, día en que se les perdió rastro a las chicas, hubo dos marcaciones. Al día siguiente, hubo cuatro más, todas infructuosas.
Los reportes forenses indican que los celulares se encendían y apagaban con frecuencia. En una semana se podrá disponer de las fotos, los snapshots ’ de las pantallas del celular y los chats que ayudarán a completar el rompecabezas de los últimos momentos de vida de las holandesas.
LA CÁMARA
La cámara fotográfica que entregaron los lugareños a las autoridades a mediados de junio registra dos fotos capturadas de noche. En una se aprecia una rama sobre un perímetro de tierra rodeado de arbustos y plantas. La rama tiene en cada extremo una bolsa roja. Cerca, se puede observar una envoltura de chicles.
La segunda foto enseña una roca plana rodeada de vegetación de poca altura.
La última foto que aparece en la cámara es del 8 de abril.
SE PERDIERON
La fiscal Betzaida Pittí aún no ha validado la hipótesis de una muerte criminal. Se apega a que las jóvenes se extraviaron en el sendero. Tampoco ha contrastado su teoría con los testimonios de los moradores del área de Romero o de poblados vecinos.
Hay varias cosas que le dicen a Arrocha que no se trató de un accidente. La teoría de un accidente a orillas del río no es lógica.
‘NO PUEDE SER’
Quienes están familiarizados con el área advierten que el río Culubre nace cerca del sendero El Pianista y que, en la cuenca alta, sobre todo en el mes de abril —mes que da fin a la época seca en Panamá— el pobre caudal de los ríos hace que estos sean incapaces de arrastrar un cuerpo. Además, los restos de las chicas fueron encontrados río arriba y no río abajo, como sería lógico en caso de que la corriente las hubiese arrastrado.
‘Yo estuve en la cordillera y saqué mis propias conclusiones, pero no he podido definir dónde ocurrieron los hechos’, dice Arrocha.
‘Se buscó donde no era’, agrega el abogado.
‘Y, en todo caso, un accidente pudo haberle ocurrido a una de ellas, pero ¿a las dos?’, se pregunta Arrocha.
El abogado caminó desde el mirador de El Pianista hasta la cordillera, con dirección al río Culubre y asegura que en el lapso de tiempo entre la llamada de auxilio y la foto que las jóvenes tomaron en la cima del sendero ‘jamás pudieron haber llegado al río Culubre porque la distancia en tiempo seco es casi de 12 horas’.
El tiempo de investigación del caso está a punto de agotarse, aunque la fiscal Betzaida Pittí indicó que es factible solicitar al Tribunal una ampliación.
Las familias de las víctimas se encuentran en Boquete para recibir las osamentas de sus hijas.