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- 20/08/2011 02:00
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PANAMÁ. El regalo de más de 11 mil metros en las orillas de la Bahía de Panamá a un jardinero y que terminaron en manos de una sociedad anónima, despierta cada vez más críticas en la opinión pública.
Los detalles de la transacción se conocen parcialmente, pero ha sido suficiente para despertar sospechas e incomodidad en diversos sectores.
EJEMPLO CONTRARIO
Para el arquitecto urbanista, Álvaro Uribe esta es una decisión que va en la dirección contraria a lo que se necesita en la ciudad. ‘Es un abuso que no tiene nombre, un mal ejemplo, hay que decirle a esa gente que eso no se hace’, dijo el experto a La Estrella.
‘Generosamente que cedan ese espacio a un uso que sea más colectivo. ¿Vamos a seguir con lo mismo? El proyecto de ciudad que tenemos debe ser más serio y más cuando se meterá el Metro, que exige para su funcionalidad más espacio público’, insistió Uribe.
Para él, los nuevos propietarios de este terreno en Paitilla cometen la misma acción por la que fue censurado Jean Figali en Amador. ‘Eso (lo de Figali), está mal, pero esto (lo de Paitilla), también lo está’, dijo el arquitecto.
LA VERSIÓN DEL MIVIOT
Aunque el Ejecutivo da la impresión de estar sorprendido por el tema, la realidad es que los pasos del trámite debió alertarlos. La dirección de Catastro tituló el terreno, pero para eso necesitó el visto bueno del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, (MIVIOT).
El ministro de Vivienda, Carlos Duboy, aseguró a La Estrella, que el trámite debió camuflarse entre ‘los cientos de planos’ que llegan al ministerio al día.
‘Nosotros no autorizamos, sino que revisamos que los linderos no estén en servidumbre pública y que no tengan problemas’, explicó Duboy. ‘Catastro debió verificar’, añadió.
Balbina Herrera, ex ministra de Vivienda, asegura que en el MIVIOT debieron estar al tanto de la situación. ‘Esa medida la implementamos nosotros. Antes de titular, se tiene que definir el uso de suelo’, dijo.
Herrera amplió que la medida se tomó para evitar estafas. ‘Muchos vendían un terreno que no podía ser utilizado de cualquier forma y después venían los problemas. Ese terreno no se podía vender porque es de uso vecinal’.
En eso Duboy coincidió con Herrera, aunque confesó que aún no conoce el expediente. ‘Voy a pedir una reunión al Consejo Nacional de Tierras’, adelantó.
EL LABERINTO
La operación inició como un acto de justicia social a un jardinero humilde y está terminando en un callejón sin salida. ‘Esto está muy raro’, dice Víctor Lewis presidente de la Alianza Ciudadana Pro Justicia. ‘La forma como se ha dado permite que cualquiera lleve el caso ante un juez y si se determina que no se cumplió con el proceso la decisión puede anularse.